Diario de León
Publicado por
ERNESTO S. POMBO
León

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«A NOSOTROS el ruido no nos va». Se lo dijeron al presidente y maestro del optimismo, José Luis Rodríguez Zapatero, un grupo de empresarios catalanes en el controvertido ágape que ofreció recientemente el presidente de la Caixa. Allí quedó claro que el ruido no les gusta a los empresarios catalanes. Ni tampoco a los que no somos empresarios. Ni catalanes. El ruido, los estruendos y los zumbidos sólo les agradan a los insensatos y a los que carecen de una mínima responsabilidad. Y sin embargo vivimos unos tiempos que están marcados por el alboroto y el escándalo. En los que todos estamos contra todos. A tal momento, es el deporte nacional. Los populares están contra cualquier cosa que hace el Gobierno. Los socialistas están contra los populares. Y contra los republicanos de Esquerra. Los fiscales contra el fiscal Conde-Pumpido. El ministro de Defensa, José Bono contra Pasqual Maragall. Y Maragall contra Rodríguez Zapatero. Parece que, como cuanto más estemos todos contra todos, mejor nos van a ir las cosas. Pero este estallido de ruido y estruendo que hemos instalado y que, según parece, queremos perpetuar, puede llevarnos a un estado de confrontación terriblemente peligroso. Si aceptamos que el todos contra todos se convierta en algo tan habitual como el café de la mañana, acabaremos por no saber utilizar otro lenguaje que el de las descalificaciones, las amenazas, los insultos, la ofensa y las injurias. Y por la intensidad y la perseverancia no parece que nos encontremos tan lejos de alcanzarlo. Los empresarios catalanes han tratado de poner un ápice de cordura, en este ambiente casi irrespirable, con una llamada en un momento especialmente difícil. Irrespirable porque a significativos sectores de la sociedad, espoliados por politiquillos del tres al cuarto y negocios que se dicen de información, parece divertirles el ruido. Como a los desequilibrados. Que no se enteran.

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