Diario de León
Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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ES LO que tiene la muerte, que llega a la puerta y manda a parar. Fidel Castro ha recibido un aviso muy serio y ha puesto su complejidad intestinal al amparo de la cirugía, pero como además de un paciente cubano es su propio régimen político, estaría controlando personalmente la fase de sus partes facultativos, redactados con gran sutileza por el equipo revolucionario de guardia, que acabará convirtiéndose en el habitual. Al Imperio no le va a facilitar la medicina de Cuba el menor indicio sobre la dolencia de Castro, por lo que la evolución clínica del comandante/dictador se ha declarado secreto de Estado. No hay, sin embargo, secreto que pueda ocultar la evidencia de que en Cuba el régimen castrista da sus últimas boqueadas, a lo que debe añadirse que desde hace un tiempo, de cuatro o cinco años, se había iniciado discretamente en la isla, y en los sectores cubanos menos radicalizados de Miami, lo que desembocará en un proceso constituyente. Sin prisas, sin urgencia. No debiera acelerarse la evolución de Cuba, que lleva dos días viviendo en su futuro. Se viene diciendo desde poco después de la caída del muro de Berlín que Cuba es un milagro de supervivencia comunista en un mundo del que la globalización ha expulsado al comunismo. Pero ese milagro ha de tener alguna explicación, y la explicación más razonable deja caer algunas gotas de pesimismo sobre el inmediato futuro del poscastrismo. El poscastrismo se ha iniciado oficialmente con la cesión por Castro del poder político y militar a su hermano Raúl, lo cual no significa que este sucesor «provisional», como consta en la proclama del comandante al pueblo de Cuba, no pueda apoyarse en la inercia de la revolución burocratizada y en el mito de Castro para prolongar la fase terminal del régimen. Y hay algo -¿la razón del milagro?- que explicaría la larga vida, 47 años, de un régimen dictatorial y aislado. Es la proximidad de Estado Unidos, o del Imperio, al que hacen referencia constante los portavoces castristas, y de cuya influencia, en ciertos sectores agobiante hasta el fin del dictador Batista, consiguió Fidel Castro liberar a Cuba. Y desde el nacionalismo anti-imperial ha vivido la isla cerca de medio siglo, utilizando un orgullo predicado desde el poder como consuelo de muchas penurias. De ahí que Washington deba mantener una actitud de discreción ante proceso que abrirá la desaparición o la enfermedad prolongada de Castro. Cuba necesita ahora paciencia, tanto en la isla como en los países que la quieren democratizar en un fin de semana. A España le interesa la evolución de Cuba muy especialmente, y no sólo por razones históricas y emocionales sino también por la importancia de la presencia económica y comercial española en sectores de la isla tan diversos como el turismo y el tabaco.

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