Diario de León

EL MIRADOR

Diálogo de civilizaciones

Publicado por
FFEDERICO ABASCAL
León

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LA ALIANZA de Civilizaciones cumple todos los requisitos de la utopía, y a los cinco años justos del 11-S no da la sensación de que, en la lucha contra el terrorismo globalizado, la utopía tenga un valor supuesto de calidad inferior al valor comprobado de otras iniciativas, sean de carácter bélico, como la invasión de Irak, o de índole moral, como la tortura al prisionero. En Helsinki finalizó ayer una cumbre euroasiática, en la que los países de la UE y trece de Asía -los diez Aasean, más Japón, China y Corea del Sur- han coincidido en que la lucha antiterrorista sólo debe dirigirse de acuerdo al Derecho Internacional, a la Carta de las Naciones Unidas, al respeto de los Derechos Humanos, de los derechos de los refugiados y del Derecho Humanitario Internacional. Hablar de derecho humanitario internacional es penetrar en terrenos por los que solía moverse muy a gusto Francisco de Asís, y postular el respeto a las normas de la Justicia Internacional equivale más bien a condenar subliminal o directamente el desprecio a esas normas, aunque sea por el imperativo de eficacia. En Helsinki han dialogado durante dos días treinta y ocho países de diferentes culturas, confesiones religiosas y sistemas políticos, e intercambiando preocupaciones comunes -a toda clase de terrorismo, y al nuclear especialmente- y comunes esperanzas en la superioridad de la ley sobre la arbitrariedad han venido a decir sin la menor reserva que lo bueno sería fomentar iniciativas de diálogo intercultural y religioso, camino de esa Alianza de Civilizaciones en circunstancial estado de utopía, como todo proyecto que se desvía del pragmatismo a corto plazo. Recordaba ayer el mundo, y Estados Unidos con un dolor más íntimo, el 11-S de hace cinco años, y en este tiempo, en el que todo parece haberse distanciado algo, poco o mucho el diálogo entre diferentes, o entre diferencias, ha disminuido, como si al otro, más que hablarle, hubiera que vigilarle, una vez que todos hemos perdido la inocencia. Y ese parece ser el fruto inicial del 11-S, la inocencia realmente perdida, incluso en el mínimo sector de los utópicos, que perseguirían la utopía para desviarse de la ruta correcta. Pero en Helsinki, la UE y trece países asiáticos acaba de demostrar que el diálogo puede conducir incluso a una cierta unanimidad de criterios, sobre todo cuando se manejan criterios de respeto a la ley frente a otros arbitrarios, o cuando a lo largo de la Historia humana se ha visto que las civilizaciones, además de haber guerreado a veces furiosamente, se han relacionado de modo pacífico mediante la palabra, persuadiéndose mutuamente de que la paz vale más que la guerra o, como intentando predicarse ahora, que la infamia del terrorismo debe ser derrotada por el derecho, por el respeto a los organismos internacionales y al otro, que es un yo de la zona de enfrente. Zapatero se ha lucido en Helsinki hablando de lo que más le gusta, y percibiendo que la cumbre euroasiática defendía sus mismos postulados, que no son precisamente los que ayer se exponían desde Washington. En Helsinki se clausuraba un diálogo intercultural, interreligioso e interpolítico, y las conclusiones, aunque en el marco declarativo de las buenas intenciones, demostraba qué poco diferentes pueden llegar ser a veces las diferencias.

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