Diario de León

CON VIENTO FRESCO

Problemas de profesores

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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SE HA ABIERTO la campaña electoral para las elecciones sindicales en la enseñanza, que se celebrarán el próximo día 30. Me parece un buen momento para reflexionar sobre algunos problemas que aquejan al profesorado y sobre el papel de los sindicatos. Éstos han sido instrumentos para la defensa de los trabajadores, incluso aunque el nivel de afiliación haya sido -y aún lo sea- muy bajo, su representatividad es incuestionable por la participación de todos en la elección a las Juntas de Personal. No diré que, como toda institución, los sindicatos están condenados a morir; pero aunque aún no han fenecido sí están bastante adormecidos y anquilosados. Uno tiene la sensación de que los problemas que afectan de verdad a los profesores no son objeto preferente de la atención sindical; y que, por otra parte, el interés de los profesores por ellos es cada vez menor. Lo demuestra el que los primeros apenas se acercan a los centros y los segundos pasan cuando, de tarde en tarde, vienen a informar del algún asunto sindical. El problema radica no sólo en que los sindicatos se han convertido, como ocurre con los partidos políticos, en instituciones burocráticas, muchas veces meros recursos personales para escapar de la tiza, sino en el posicionamiento político de los mismos, como correa de transmisión de los partidos, en la defensa de algunas leyes de la enseñanza, en particular de la Lode y la Logse, olvidando su objetivo primero: la defensa de los intereses de los profesores a los que, se supone, representan. Ambas leyes, aunque no fuera esa su intención, son causa en última instancia, de los actuales problemas: elevado fracaso escolar, desmotivación de los alumnos, desprestigio del esfuerzo personal, indisciplina en las aulas, falta de respeto hacia los profesores, violencia escolar. No parece que la actual Loe socialista, nacida como una antiloce popular, vaya a solucionarlos, pues mantiene las premisas de una filosofía educativa equivocada. Es llamativo que ante el problema de la violencia escolar, verdaderamente estructural, tan tristemente de moda estos días, la respuesta sindical haya sido tan escasa. Con excepción de Anpe que ha propuesto un teléfono del Defensor del Profesor, la mayoría lo han hecho con generalidades que las más de las veces ocultan el problema al minimizarlo. Por eso no resulta extraño que las protestas y manifestaciones en Cataluña y Valencia, por poner algún ejemplo, no nazcan de los sindicatos tradicionales sino de los propios maestros o de pequeñas asociaciones de profesores. Este hecho debería hacerles reflexionar en la responsabilidad que han tenido y tienen en los problemas de la educación en España. Se trata de implantar una nueva filosofía educativa que premie el esfuerzo de los alumnos, implique a los padres, dé recursos legales a los profesores y los motive en su dura labor. No lo hará la administración, que mira hacia otro lado, sino hay una exigencia sindical y social. En relación con la motivación, hay agravios comparativos de unas comunidades a otras lacerantes. Tampoco en esto los sindicatos hacen demasiado hincapié, pues como correa de transmisión de ciertos partidos, han apoyado reformas estatutarias que crean diferencias cada vez más grandes entre los ciudadanos. Por poner un ejemplo, la disparidad salarial entre profesores del mismo nivel de Castilla y León respecto a Cataluña, el País Vasco o Navarra supera los 200 y 300 euros mensuales; Castilla y León ocupa el puesto décimo del ránking nacional. Más injusta es aún la cuestión de la reducción horaria en mayores de 55 años. Muchas comunidades ya han regulado esta cuestión (Andalucía, Cataluña, País Vasco, Navarra, País Valenciano, Castilla-La Mancha, etcétera) con disminución horaria de dos, tres y hasta seis horas semanales sin reducir las retribuciones. Aquí no se le exige con fuerza a la administración autónomica; luego se extrañan de que, al igual que con el caso de Ciutadans en política, surjan asociaciones como Aspes sólo sindicales, apolíticas y más reivindicativas .

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