Diario de León

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Catalanes: ¿más paciencia?

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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LOS GOBIERNOS deben procurar la felicidad de los gobernados o, en el peor de los casos, evitarles situaciones insufribles. Desde hace semanas, los barceloneses viven con la congoja a flor de piel por el temor a nuevos apagones eléctricos, de los que ayer volvieron a sufrir uno, y a los ya habituales retrasos, a veces de varias horas, en sus trenes de cercanías, que ayer reincidieron en su mala conducta. A ello debe unirse las tribulaciones en el aeropuerto de El Prat, al que las compañías de vuelos baratos congestionan. Y para serenar el ánimo de los usuarios concernidos, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, acudió anteayer Barcelona, interrumpiendo sus vacaciones en Málaga. La ministra pidió disculpas a los catalanes por los fallos en las infraestructuras que padecen. Pero las explicaciones sobre lo que en Barcelona y su entorno podría calificarse de servicios públicos deficientes las suministrará Álvarez el próximo martes ante la diputación permanente del Congreso, en la que el portavoz de CiU, Jordi Jané, estaría afilando ya el hacha de guerra. La ministra podrá explicar razonable y persuasivamente a qué obedecen los fallos eléctricos y ferroviarios en Cataluña, pero su exposición sólo demostraría un conocimiento claro de la realidad, que es imperfecta. Y como la responsabilidad política no puede atribuirse a las imperfecciones de la realidad, la señora Álvarez debiera exponer las razones por las que esa realidad no ha sido corregida, eliminando la causas que vienen produciendo los fallos. Y en este terreno las responsabilidades están desperdigadas, pues si los eléctricos afectarían a la Red Eléctrica Nacional y a la compañía eléctrica Endesa, suministradora, y, por lo tanto, al Estado y la empresa privatizada, en los incidentes y retrasos ferroviarios la responsabilidad alcanza a las inversiones en infraestructuras, y ahí sale a la luz el sistema de financiación autonómica, siempre en vía de reforma o en vía muerta, dentro y al margen del cual se produce un tira y afloja de exigencias y concesiones (o de negativas). Pero en todo ello ni la Generalitat puede lavarse las manos, por su vigilancia insuficiente del estado de las infraestructuras, ni el gobierno central, que ha aprovechado el maná de los fondos europeos para dotar al país de unas infraestructuras modernas, pero errando a veces al elegir el destino más conveniente de la inversión, y de eso se estarían lamentando actualmente los catalanes.Asegura el gobierno central que en esta legislatura se ha invertido y se sigue invirtiendo en infraestructuras catalanas más dinero que en las anteriores, y Magdalena Álvarez lo demuestra, por lo que es de esperar que en un plazo razonable disminuyan o desaparezcan los fallos en los servicios públicos que llenan grandes espacios. Pero recomendar paciencia, como ha hecho la ministra, a unos usuarios lógicamente airados ha podido aumentar aún más su irritación.

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