Diario de León

LA VELETA

El desafío a la Monarquía

Publicado por
CÉSAR A. DE LOS RÍOS
León

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EL GOBIERNO ha ido saliendo al paso, como ha podido, de las manifestaciones antimonárquicas, aunque la tozuda realidad le ha desbordado. Las quemas, en efigie, de los reyes se han convertido en un hecho cotidiano e, incluso, han pasado a un plano macabro. De los ataques a los símbolos conceptuales se ha llegado a las agresiones personalizadas, de los desprecios a la bandera a la condena de los reyes. En este tránsito la campaña (digo campaña) ha ido tomando un aire progresivamente dramático: la confrontación se da ya con rostros humanos y toma, así, unas dramáticas resonancias históricas. A estas alturas el Gobierno tendría que hacer una autocrítica, aun cuando fuera indirecta. El presidente está obligado a rectificar sobre su tradicional talante republicano y sobre la minusvaloración que viene haciendo de las acciones antimonárquicas. Es obvio que estas no han sido actos aislados o espontáneos. Existe detrás una organización. Un plan. Hay una continuidad y una estrategia. Hay unos objetivos. Es claro que la escalada tendrá un final que habrá que analizar porque habrá dejado huellas y habrá cumplido unos fines. Quiero decir que habrá que considerar hasta qué punto ha quedado dañada la institución en el caso de que la sociedad, y no sólo el Gobierno, no haya dado una respuesta proporcionada. La última salida de Rodríguez Zapatero ha sido la de contraponer el prestigio de la Monarquía española al resto de las europeas. Según él, es la más consolidada de todas. Prefiero no entrar en ese terreno. Los análisis sobre el juancarlismo frente a la Corona como institución no debería dejarnos tranquilos. En todo caso, nuestra historia debería llevarnos a consideraciones prudentes ya que la inestabilidad ha sido la constante de la institución desde el primer Borbón hasta hoy, lo que nunca ha sido lógicamente bueno para la estabilidad de la sociedad española y la convivencia. Confrontaciones de las armas dinásticas, exilios varios en los siglos XIX y XX y una supervivencia tutelada por la dictadura. ¿No convendría un mayor sentido de la responsabilidad? Las amenazas a la unidad española pasan por la continuidad de la Corona. La voluntad nacional explica la constitucionalidad de la Monarquía y, por tanto, la utilización parcial de aquella supone la liquidación de la Monarquía. Nunca podrá salir con suerte ésta cuando queda negada la nación española. Ni resistirá un Estado plurinacional ni es concebible una monarquía plurinacional. Este es el desafío.

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