Los silencios del candidato

CUANDO se acercan elecciones generales, se produce un ritual sistemático y repetido que tiene varios momentos estelares: la proclamación del candidato, la presentación del programa, la publicación de las listas y la elección de los eslóganes publicitarios. Digo eslóganes, en plural, porque esto se tecnifica mucho, los cerebros piensan bastante, y ya hay una frase para calentar motores y otra para seducir directamente al votante. A medida que pasan los años, es más difícil hacer una frase original, a veces se cae en el plagio, y son más peligrosas que el silencio. Por ejemplo, si estos días se sitúan juntas dos vallas del PP y del PSOE, pueden lanzar este insospechado mensaje: «Con Rajoy es posible / la mirada positiva». En cuanto al ritual de las presentaciones, se nota quién está en la oposición. Como el PP no tiene nada más importante que hacer que preparar su asalto al poder, lleva la delantera en todo: proclamó candidato antes que nadie; hizo avances de programa antes que nadie, y sorprendió con su reforma fiscal. Esa mayor agilidad le está produciendo un importante beneficio: la imagen de que tiene la iniciativa. Hoy todo el mundo informado sabe qué piensa el señor Rajoy sobre casi todo. Cuestión distinta es que ese conocimiento le produzca tranquilidad. El gobierno, en cambio, no siente esa necesidad: se supone que propone la continuidad de su obra. En ese marco mental hay que inscribir el fasto de la proclamación de Zapatero: más preocupado de la escena que del mensaje. ¿Para qué hablar de programa si, primero, no lo tiene redactado y, segundo, necesita «vender» lo que hizo estos tres años y medio? D e ahí que su discurso haya resultado cojo e insuficiente para muchos analistas, entre los que me cuento. Pero han sido muy interesantes sus silencios. Sobre todo, uno: la falta de referencia a quién o quiénes pueden ser sus socios de gobierno. Se limitó a pedir una mayoría más sólida par frenar al PP. Lo que queríamos escuchar algunos de sus oyentes era eso mismo, pero referido a los partidos soberanistas, que han sido quienes lo han sostenido en el poder. Queríamos escuchar algo sobre su liberación de esa dependencia. Y no la hubo. Pues sepa el presidente que esa cuestión va a ser un eje de campaña y una de las quiebras dentro de su partido. Ayer mismo, José Bono declaraba que prefería gobernar con el PP que los golpes de los independentistas. Zapatero quizá piense lo mismo¿ en la intimidad. Lo que ocurre es que España es así, la España política está así, y el apoyo de los nacionalismos es imprescindible cuando no hay mayoría absoluta. Y ocurre tambi én que esas cosas no se pueden decir antes de intentar la investidura. Peligra la vida del artista.