Diario de León
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León

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Y ésto no es un cuento El muchacho se le acercó. Hola, le dijo, no te conozco. ¿Usted es el doctor que sabe tanto? le contestó. Vengo a estar con usted. Sí doctor, estoy aquí porque me siento enfermo. Sólo tengo catorce años ¿sabe? No me duele nada, pero me siento enfermo. Pero aún no me has dicho tu nombre y qué te trae a mi consulta. Toma asiento. Le he dicho doctor, que no es necesario saber mi nombre. Me llamo... Pero ¿para qué? El doctor estaba desconcertado. Lo mirada de arriba abajo, lo examinaba con una atención desmedida. Por fin el chico empezó a hablar. Mire doctor, lo tengo todo, todo lo que quiero, mis padres no me privan de nada... El doctor era un hombre en quien se podía confiar, por su larga experiencia y paciencia para aguantar a los pacientes. No es que no me entienda con mis padres, continuó el chico. Estoy enfermo y no me falta de nada, usted se dará cuenta de cómo visto, casi me sobra todo. Salgo con amigos. Nada me niegan en casa; pero ando despistado. Todo se me antoja y repito, una vez más que nada me falta. Me desboco gritando cuanto me dicen no, que son pocas veces. El chico seguía mascullando palabras sin acertar con la frase exacta sobre lo que quería decir. Confía en mí, aclaró el doctor. Eres tímido ¿verdad? El chico dio un manotazo en la mesa y gritó desencajado: No soy tímido. Al revés, violento. No admito ya que me nieguen nada, ¿por qué me van a negar algo si lo quiero? El doctor, ahora dudó si sería psicólogo o educador, cayó en la cuenta de que estaba hablando con uno de esos chicos, hay tantos, cuya rebeldía creciente es un problema, por la excesiva condescendencia de los padres, por las leyes que no han hecho más que restar autoridad a los educadores... El doctor, ahora dudó si sería psicólogo o educador, puso la mano sobre el hombro del chico y le dijo: muchacho, estás herido de una enfermedad grave: estás enfermo de bienestar. Anatolio Calle Juárez (Navatejera). Dirigentes consecuentes Hace unas semanas fui invitada como concejal y vecina de este Municipio a la inauguración de un precioso hotel, un lugar con mucho encanto y unas vistas preciosas. Asimismo fueron invitadas varias personalidades de la Diputación de León, de la Junta de Castilla y León y del Ayuntamiento de León, como todos los concejales del Ayuntamiento de Puebla de Lillo, vecinos y todo aquel que quisiera acercarse a celebrar la apertura de este nuevo hotel y acompañar a sus propietarios. Mi sorpresa llegó a la hora del vino, pues coincidí con los chóferes de algunas de las personalidades que acudieron desde la capital leonesa; ¿es normal que para las inauguraciones de negocios particulares se haga uso de un transporte sufragado por todos los leoneses? ¿Las relaciones personales también son públicas si tu cargo lo es? Todo esto llama mi atención por varios motivos, algunos sectores de trabajadores tanto de la Diputación como de la Junta llevan meses esperando que se les ingrese por un lado la diferencia salarial por desempeñar puestos superiores a los que tienen reconocidos en nómina y por otro la diferencia de sueldo adoptada por los convenios colectivos, como es el caso de San Isidro y de los agentes forestales en lo relativo a las guardias de incendios. Si no hay dinero para pagar a los propios trabajadores, ¿lo hay para ir de evento en evento de carácter privado y personal? El pasado fin de semana leo en el periódico que la Diputación adquiere dos vehículos con motores híbridos de gasolina y electricidad en un plan de renovación de su flota para ahorrar energía y costes, según declaraciones de la presidenta de la Diputación, esto es algo fantástico, pero ¿qué pasa con las líneas de alta tensión? En noviembre también aparece en el periódico que la Diputación no presentará alegaciones contra la Sama Velilla, porque no es parte implicada en el proyecto y tampoco entrará en discusiones si la línea de alta tensión es o no necesaria. Todo esto me hace reflexionar sobre lo dispares que son las declaraciones y actuaciones de nuestros dirigentes políticos, no hay dinero para los sueldos de los trabajadores, pero renovamos los vehículos de la flota de la Diputación y de la Junta, lo hacemos porque estos coches son más ecológicos, pero no queremos saber nada de una línea de alta tensión, que los vecinos afectados no quieren por ser perjudicial para su salud y para sus recursos naturales y por si esto fuera poco nos gastamos el dinero de los contribuyentes en inauguraciones de negocios privados. Señores dirigentes creo que hay que ser más consecuentes con nuestras declaraciones y nuestras actuaciones. Inés Liébana Sánchez (concejal y portavoz de IU Los Verdes de Puebla de Lillo). J. Serrano (León).

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