Un hallazgo

SALUDAN estos días desde las paredes las fotos de los candidatos, todo sonrisas, todo seducción... Pero no me las acabo yo de creer. En la estudiada composición, en los calculados ángulos, en los cuidadosos retoques y meditados colores no encuentro yo la verdad que se conserva en el blanco y negro de unas fotografías que tienen cincuenta años y que pueden verse ahora en la Casa de la Cultura de Ponferrada. La exposición organizada por el Instituto Leonés de Cultura y el Instituto de Estudios Bercianos sobre la obra del bembibrés Bernardo Alonso Villarejo es de visión inexcusable para todos aquellos que quieran aspirar un poco de oxígeno, de humanidad, en medio del vértigo intoxicado de la campaña. De Villarejo se conocían, y poco, sus imágenes costumbristas de un Bembibre pétreo y semirural, de gran interés antropológico aunque muy amarradas a lo local, pero esta exposición, el completo catálogo editado y el documental realizado en torno a su figura y su obra, que se proyectará esta misma semana, sitúan a este fotógrafo berciano en una categoría superior. Su posición acomodada, sumada a su espíritu inquieto, impulsó a Villarejo a tomar los caminos de la fotografía en un periodo corto pero intenso de la década de los cincuenta, superando el aislamiento de la comarca y del país con un documentado conocimiento de lo que se estaba haciendo en aquel momento por el mundo adelante en esta materia. El resultado es un archivo no muy grande pero de extraordinario mérito artístico que ahora es puesto en valor. Viajero curioso, sus fotografías van más allá del referente documental para ofrecer un mundo propio, cercano en ocasiones a la abstracción, de una gran plasticidad y con una visión absolutamente moderna de la fotografía como medio subjetivo de expresión artística.