Qué cosas

PERO cómo se les ocurre a los del PP esa celebración y ese champán en nombre de una victoria que nunca tuvo lugar en el debate de Rajoy con Zapatero. Me parece que hacer eso es engañarse a sí mismos. Pero cómo se le ocurre a Rajoy caer en la trampa de Irak, sibilinamente tendida por Zapatero, como si fuera un colegial o un principiante, y eso que el presidente se calló lo de la conspiración del 11-M, lo del ácido bórico, la kangoo y demás componentes paranoicos de la legislatura. Pero cómo se le ocurre sacar de nuevo a pasear a la niña, tras el plebiscito del cachondeo nacional durante toda la semana. Pero cómo se le ocurre volver a ofender a los inmigrantes con las añagazas conocidas, o centrar de nuevo el debate en el precio de las patatas, las negociaciones con ETA o el españolismo extremo, el España se rompe o las afirmaciones descalificatorias sin fundamento. Pero cómo no se le ocurrió ofrecer a los españoles un futuro ilusionante en esa última oportunidad. La contundencia de la derrota ha sido más fuerte de lo que en un principio parecía, una vez pasadas unas horas de análisis sereno y de juicio crítico. El líder de la oposición estuvo algo mejor que en el primer debate, pero como Zapatero estuvo muchísimo mejor que el anterior lunes, el resultado es demoledor para Rajoy, que apenas dio un pasito para superar la técnica del chascarrillo y el insulto que había caracterizado su faena de la semana anterior. Ya todo el mundo -incluido el presidente de los empresarios- da por descontada la victoria del PSOE el próximo domingo. Podían haber sido más prudentes los amigos de Rajoy, al menos para ofrecerle un colchón al previsible cacharrazo del día 9.