Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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NO ES PROBABLE que después de oír su arrebatado mensaje nadie le pregunte desde Washington al presidente venezolano eso de ¿cómo pueden interpretarse sus palabras? Don Hugo no profesa la teoría de Telleirand, que estaba convencido de que Dios nos ha dado el divino don de la palabra para poder ocultar nuestros pensamientos. Para que no haya el menor equívoco, le ha propuesto a los yanquis que se vayan al carajo, no sin antes adjetivarlos de modo maloliente. Nadie puede acusar de hipócrita al impetuoso tarugo. Tiene pinta de sparring y está dispuesto a batirse con el campeón. Su golpe favorito es el precio del petróleo y está en su mano subirlo hasta los 200 dólares si ocurre «algo grave» en su país. Lo mismo que una colilla mal apagada puede originar un gran incendio en un teatro, un episodio grotesco como éste puede provocar una guerra en el gran teatro del mundo. Hay dos bombarderos rusos en el país venezolano y Chávez dice que apoyará militarmente a Bolivia de cualquier intento de golpe de Estado. Por lo pronto ha parado el que varios oficiales de su ejército habían tramado contra él. ¿Acaso Kruchev, quitándose un zapato, no logró lo que se proponía? Ya sabemos que un diplomático es un señor que, si se equivoca de habitación en el hotel y ve a una señora duchándose, le dice: «Usted perdone, caballero». Además, debe saber mentir en varios idiomas y callarse en todos. Nadie ha dicho que el presidente Chávez sea un buen diplomático. Tampoco que sea «un soldado de Bolívar que hubiera sido discípulo de Platón». A Hugo Chávez le hubiera echado de clase Platón. Aunque se sentara en el mismo pupitre de Critías, que era sobrino segundo del filósofo.

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