Diario de León

TRIBUNA

Las Naciones Unidas y la paz mundial

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CADA AÑO el 24 de octubre se celebra el Día de las Naciones Unidas, y sin embargo esta organización mundial es desconocida y a la vez mal conocida por la mayoría de los ciudadanos. Debiéramos preguntarnos a este respecto: ¿A qué se debe la falta de información de lo que realmente es esta organización internacional, nacida al finalizar la segunda guerra mundial con el deseo de que aquellos horrores no volvieran a repetirse? La opinión pública, por lo general, sólo conoce de las Naciones Unidas dos de sus seis grandes órganos: la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, porque estos dos organismos (y en especial el segundo) tienden a engendrar controversias al tratar principalmente de asuntos relacionados con la política y la seguridad entre las naciones; y desconoce el gran trabajo desplegado en otras muchas áreas, así como los objetivos y los propósitos de su Carta Constitucional. La Carta Institucional de las N.U. forma parte de las Grandes Declaraciones de la humanidad, como la Carta Magna, la Declaración Norteamericana de Derechos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Carta de la Tierra, etcétera. Hoy, más que nunca, es preciso traer a la memoria sus propósitos: Mantener la paz y la seguridad internacionales. Fomentar las relaciones de amistad entre las naciones. Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes. Si estos propósitos no son aún una realidad en nuestro mundo, todos somos responsables de ello, los gobiernos más que los ciudadanos, y unos gobiernos más que otros. A pesar de todo, la Carta de las Naciones Unidas es uno de los mayores logros de la humanidad, y sigue siendo un faro que debe alumbrar los oscuros momentos que vivimos. A pesar de sus errores (propios en cualquier empresa humana), la ONU aparece, hoy, como el principal agente para la paz mundial, y continúa siendo el lugar adecuado para abordar y tratar de solucionar los grandes problemas por los que atraviesa la humanidad actual. No es fácil imaginarnos hasta qué punto la situación mundial sería mucho más grave sin las Naciones Unidas; por ejemplo, ¿no habríamos llegado ya a una tercera guerra mundial? Por eso es lamentable la imagen distorsionada de la mayoría de los ciudadanos acerca de esta organización, debido a una insuficiente información. Muchos piensan que no es más que una organización política, donde dominan los intereses nacionales de las grandes potencias sobre los intereses generales de la humanidad, ignorando el esfuerzo realizado para que no sea así, y el gran trabajo desplegado en otras muchas áreas. Ante todo es necesario conocer su gran labor humanitaria, llevada a cabo a través de lo que se llama sus Agencias Especializadas, algunas de las cuales funcionan de forma autónoma: Unicef, ACNUR, PNUD, OIT, FAO, Unesco, OMS, etcétera, con su secretario general a la cabeza, hoy el coreano Ban Ki-moon, quien goza de un gran prestigio y respeto por su talante reconciliador lo mismo que sus predecesores. A lo largo de su historia, las Naciones Unidas han recibido el premio Nobel de la Paz en seis ocasiones. En 1954 y 1981 recayó en la Oficina del Alto Comisionado de las N.U. para los Refugiados (ACNUR), en 1965 en la UNICEF, en 1969 en la OIT, en 1988 en las Fuerzas de paz de N.U., y en 2001 en las Naciones Unidas y en su Secretario General Kofi Annan, conjuntamente También es preciso destacar el gran trabajo que despliegan las Naciones Unidas en colaboración con muchas ONGs y otras organizaciones humanitarias y sin ánimo de lucro, a través de las múltiples conferencias y celebraciones de todo tipo, sobre la pobreza, la salud y la enfermedad, la educación, el racismo, los derechos de los niños y de la mujer, el medio ambiente, los países menos desarrollados, y en general sobre los Objetivos del Milenio. Hoy, más que nunca, es necesario conocer este gran esfuerzo llevado a cabo por las Naciones Unidas, y darlo a conocer a los niños y a los adolescentes, a través de la familia, en las escuelas, en la prensa, en la radio y en la televisión; algo que intentan silenciar algunas de las grandes potencias, porque ello supone disminuir y controlar sus poderes, su ambición y sus abusos. Sin las Naciones Unidas, la injusticia y la intolerancia serían mayores en nuestro mundo. No existe, hoy, otro camino mejor hacia un mundo más solidario y sin guerras, algo que reclama la inmensa mayoría de la población mundial. La gran esperanza de la humanidad está en el apoyo de los ciudadanos y los gobiernos a esos propósitos y objetivos de las Naciones Unidas. En su seno confluyen todas las razas y todas las civilizaciones, sintiéndose partes integrantes de un todo, que es la humanidad. Allí debe sustituirse el odio y la venganza por el amor y el perdón o, al menos, por el respeto y el diálogo, la tolerancia y la comprensión.

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