Diario de León

A ESGAYA | EMILIO GANCEDO

Res Pública

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EMILIO GANCEDO
León

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HAY TRES tabúes que son intocables en esta España camisa blanca de nuestras esperanzas: el Rey, la arbitrariedad en el diseño y funcionamiento de algunas autonomías y la marca de laca que usa la Duquesa de Alba. Como de la segunda ya nos ocupamos asiduamente en el bar y la tercera podría ser algún día tema central en los programas de la tele-risión, hoy hablaremos de la primera.

Resulta curioso lo poco que se habla de la República en este país. O quizá no. Doloridos tras el siglo más terrorífico que haya vivido nación alguna, el XIX, con una guerra de liberación y una revolución acaecidas al mismo tiempo, tres guerras civiles, varios golpes de Estado, cacicadas, cambios de régimen y pérdida de casi todo el territorio extrapeninsular, España afrontó el siglo XX sin haber desatado prácticamente ninguno de sus nudos gordianos, todo lo cual desembocó en la abolición de la monarquía y la ilusionante llegada de una República que hubo de lidiar con los movimientos sociales más efervescentes y agitados de la Europa contemporánea. Y fieles a la ya larga tradición española de espadones y pistoleros -”que llega hasta los bigotes de Tejero, año 1981-”, los problemas se intentaron resolver a tiro limpio y con cuarenta años de ordeño y mando a manos de un dictador militar en su día sublevado contra el orden constituyente.

Uno de los juegos malabares más sorprendentes de la Historia propia y ajena es el que ejecutó el Rey, quien, habiendo jurado los «principios fundamentales del Movimiento» (y sin abjurar de ellos, de hecho), modifica todo el sistema desde dentro para pasmo de los acérrimos y extrañeza de los libertarios. Una jugada maestra que devolvió, de arriba a abajo, el poder de decisión al pueblo, un momento sin duda histórico. Pero tendrá que haber otros. Y uno de los más grandes será sin duda el siguiente, aquel en el que la decisión vaya de abajo a arriba, aquel en el que los españoles decidamos, por fin, y de verdad libremente, el tipo de régimen que preferimos para este país.

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