Gastos abusivos

LA PETICIÓN expresa de disculpas por parte de Gordon Brown a cuenta de los abusos cometidos por diputados británicos en las compensaciones que perciben por su cargo constituye el mínimo gesto que cabe exigir al «premier» y al conjunto de la clase política por unas irregularidades que no distinguen color político y que sólo pueden sembrar una indignada desconfianza en una ciudadanía acuciada, además, por la crisis. Los excesos denunciados por la Prensa en uso de fondos públicos, utilizados sin pudor ni moderación para sufragar gastos estrictamente personales o directamente indefendibles -como cambiar unas simples bombillas- han generado un lógico escándalo que chirría con el prestigio de un Parlamento considerado un modelo de funcionamiento y de transparencia democrática. Esta actitud de frívola impunidad requiere no sólo ser erradicada, sino que establezca un mayor control para evitar que se repita.