Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS | MANUEL FÉLIX

La Cabrera vive

Publicado por
MANUEL FÉLIX
León

Creado:

Actualizado:

HACE UNOS días tuve el honor de conocer al cura de La Baña. Me dijo que estaba dispuesto a comprarse una sotana para ir con la gente de los pueblos a manifestarse en Valladolid. Me sorprendió su vitalidad, su frescura de pensamiento, sus ganas de defender a los más necesitados, y me alegró tener delante a alguien que lucha por lo que cree. Sin más.

La Cabrera es ese pueblo que esta acostumbrado y al que han obligado a sufrir, que por no molestar o levantar la voz ha preferido aguantar todos los chaparrones y nevadas sin paraguas. Con sus gentes se han cometido muchas injusticias. La más grande: la marginación y el aislamiento al que los han sometido los poderes públicos durante siglos.

Ahora está sobre la mesa de los despachos políticos de la Junta el sacarlos de ese aislamiento de una vez por todas. Está en juego que les construyan una buena carretera desde Ponferrada y les arranque del olvido y el marasmo.

El cura de La Baña -”un joven con el que te irías de cañas, que encima se apellida Alegre y se llama César (como el emperador)-”, irradia ese aire de los que se ponen delante de las causas nobles para intentar conseguir simplemente lo que es justo. Y aquí, permítanme la rotundidad, lo justo y necesario es que La Cabrera baja, La Baña y su zona de influencia, no se quede otro siglo más despreciada a la marginación y al aislamiento.

Allí y ahora se encuentran los principales yacimientos de pizarra. En Seguridad Social, las empresas pagan unos cien millones de las antiguas pesetas, y sin embargo, los vecinos de La Baña (la capital comercial y poblacional) tienen serios problemas para obtener una sanidad adecuada. Pero ese es otro cantar de todo el cedé.

En este periódico, el consejero de Fomento, Antonio Silván, decía ayer que en la conexión viaria entre Ponferrada y La Cabrera se va a primar «el interés general». Pues bien, el interés general es evidente, y si las palabras de un político hay que cogerlas muchas veces con pinzas, aquí, a Silván, habrá que recordárselas. En ocasiones los políticos se escudan en el argumento de que hay que hacer caso a los informes de los técnicos. Pero a estas alturas de la película, ni a un ingenuo se le escapa que la decisión que manda es la política; que por cierto, debe ser justo la que dice Silván: la del interés social.

Yo me sumo al banderín de enganche del cura de La Baña, y si en esta sociedad que nos ha tocado vivir hay mucha prostitución social -”como en la época de Jesucristo-”, ha llegado el momento de mover el sable y sacar a los mercaderes y fariseos de templo. Aunque haya que comprarse una sotana. Creo necesario un compromiso con las gentes de La Cabrera, pero no de palabra y omisión, sino de realidades.

A mí me es muy fácil escribir esta crónica y quedar bien ante la galería. Al vecino de La Baña le es muy fácil llorar el aislamiento tomándose el chato. A los alcaldes de la zona les es muy fácil pedir y pedir. Al empresario le es muy fácil ser reivindicativos. Y así, tacita a tacita, con la implicación de todos y sumándose al sentir del cura de La Baña, a todos les será más fácil entender aquello de que ¡La Cabrera vive!

tracking