Diario de León
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La veleta CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE

El alivio del Partido Popular ante el auto del Tribunal Sup erior de Justicia de Valencia sobre la rama valenciana del caso Gürtel me parece doblemente comprensible, desde el punto de vista humano por lo larguísimos que han debido hacérsele estos meses bajo sospecha a Francisco Camps y a sus compañeros imputados y a sus familias, desde el punto de vista político porque la relevancia de los cargos que detentan en el gobierno valenciano, con el de presidente del Ejectivo de la Comunidad Valenciana a la cabeza, y el carácter de partido de gobierno del Partido Popular, han debido volver especialmente desagradable e hiriente la peripecia dada la apuesta por la presunción de inocencia de los imputados que ha mantenido contra viento y marea desde el principio el presidente de de los populares españoles, Mariano Rajoy.

Esa peripecia no ha terminado aun, hay que decirlo, y no lo hará hasta que el Tribunal Supremo dirima el recurso de la Fiscalía Anticorrupción contra el auto del Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Pero es verdad que la evidente y manifiesta inclinación de la segunda instancia judicial de nuestro ordenamiento jurídico hacia los acusados le ha quitado un poco de presión a la olla y les ha dado un respiro

Que la vicepresidenta primera del Gobierno de este país, Teresa Fernández de la Vega, saltase como un muelle desde un lugar tan inapropiado para hacer política interna como un país extranjero, Costa Rica, instando a la Fiscalía General del Estado a recurrir en un tono más bien airado por más que ahora diga que ella simplemente dio cuenta de algo que el Fiscal General ya había decidido por sí mismo; explica que el Partido Popular se sienta acosado por el gobierno con los medios del Estado, y la dura reacción de la Secretaria General popular Dolores de Cospedal. Al Gobierno socialista, una vez más, se le ha vuelto a ir la mano en el descaro

Pero -”siempre hay un pero-” pienso que los socialistas tienen razón al quejarse de que la señora Cospedal haya metido a ETA en este lío. Decir que el gobierno envía a Fiscal a perseguir al Partido Popular puede ser cierto en este caso, pero contraponerlo a que lo hace en vez de mandarle perseguir a ETA es un exageración descomunal, y cuando sobreactúan los políticos pierden credibilidad. No es verdad, simplemente, que el gobierno no esté persiguiendo a ETA ni que la persiga menos que al Partido Popular ni que ambas persecuciones resistan la menor comparación. Que la tila corra para todos.

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