Menos copas

Al trasluz | eduardo aguirre

El señor presidente del Mucho Más qu e un Club celebró el golín al Real Madrid con bastante más que una melopea. La publicación de las fotografías sobre la misma le han llevado a declarar: «son cosas de la caverna mediática españolista». Sin embargo, nada hay más español que el café, copa y puro. El señor Laporta cambió lo primero, por dos de más de lo segundo. Si ganar por 1-0 lo festeja con tal apoteosis vitriólico, cuando consiguieron el triplete debió de beberse él solito la fábrica de Anís del Mono, que está en Badalona. Por supuesto, de habérselo permitido el resultado también Florentino Pérez lo habría celebrado con similar euforia, pero sin rebajarse a bailar «La Conga de Jalisco», sino algo más refinado, pongamos que «El Lago de los Cisnes».

No le negaremos la existencia de un periodismo cafre, del canibalismo en la Red, pero cuando uno además de presidir el Barça aspira a liderar el disparate del independentismo ha de cuidar más los hábitos privados, pues en política, los goles te los meten los tuyos y con la mano. Además, tampoco el resultado fue para tanto Asturias, patria querida. Celebremos a lo grande lo extraordinario, siempre que lo sea realmente; por ejemplo: Paquirrín saca una oposición a notarías y tiene una novia que no quiere ser portada de Interviú, o que Telecinco proyecta un programa sin ordinarieces. El resultado del derbi sólo daba para brindar con gaseosa, y sin tapa. Algunos necesitan muy pocos motivos para cogerse una trompa; tan pocos como un golín. Si festeja en una discoteca y con semejante pedal la reciente victoria, entonces, ¿cómo ahogará las penas de sus futuras derrotas? Mal futuro le vaticino en las selvas de la política, con fieras de verdad. Pues eso. Menos copas, Caperucita. De esas y, a ser posible, también de las otras.