Arcadas

A rsa, pilili, qu’ehtamo de feria... arsa, compadre, que pintamo er cabayo y vendemo er jamergo... arsa... cuánto arte, mi niña, viva la feria der Arco ehte y olé, torre del oro ...

La crisis nunca cala donde el «valor» de las cosas tiene al menos cuatro ceros, cinco, seis. La obra exhibida en la feria de Arco los tiene, crecen ventas y se ha convertido un año más en un panal de rica miel al que se arriman las mil moscas de la inversión errante que vuela por ahí escoltada por el cuerpo de zapadores financieros y el sindicato de virtuosos de la trampa fiscal.

¿Qué poderosas razones hacen que un cuadro del irlandés Francis Bacon cueste casi cinco mil millones de pesetas?... ¡ah, chaval!, la rareza cotiza, revaloriza o blanquea, ni lo dudes, viene de antiguo; y si un cuadro entra en cartera de valores o en cámara acorazada, ya nunca perderá valor ni pelo en la gatera (lo dice Sócrates V., punto redondo).

¿Y por qué un muñegote de Franco embutido en una máquina federífica de cocacola es calificado de sorprendente alarde artístico que destila honda genialidad y valentía?... a la respuesta se apunta raudo Sócrates sin que le inviten: porque siempre habrá una Fundación Franco queriendo querellarse y aportando así, gratis, una publicidad impagable que elevará la cotización de este picudo genio cocacolero que buscaba un impacto por el culo, una campaña por la jeró... y dice gracias.

«En fin, sentenció un fundador , una querella es pérdida de tiempo... qué lástima, entonces se le hubiera dado café o un paseo al artista y resuelta sin más trámite tamaña injuria»... «sí señor, y sin prensa ni cámaras ni escándalos; aquí, ¡todos a callar!», añadió una señora muy soberana que pasaba por allí. Y tras ella, un tuno borracho de retirada:

Hay que echar de España a las infantas

por el mal uso que hacen de las plantas .

Joder, qué tropa, Romanones.

Resumen: a feria r en Arco hay que ir forrado; son pocos; el gran bulto visitante es mirón y mucho periodista buscando lo sorprendente, lo extravagante, lo escandaloso o lo caro; toda esta semana los medios hablaron de Arco como de la pasarela Cibeles o la industria del lujo... ¡ah, oh, uf!... (reconozcamos que, a fin de cuentas, lo que interesa de Arco son sus divinas arcadas ).