Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

Creado:

Actualizado:

Mucho se teme Sócrates que estemos haciendo un pan como unas hostias... porque mientras cierran negocios, se entumece la euforia enladrillada y no hay inversión, vienen los vascos y abren un tiendón-franquicia en Mansilla demostrando que es el momento (y otros nueve de estos tiendones se abrirán este mismo año en nuestra comunidad).

Curioso. ¿por qué los eroskis están expansivos y eufóricos en este tramo de la crisis que trae aún peores agonías?...

Quizá porque anticiparse es el instinto de los ganadores, porque si ya había uno de estos eroskis en el Bierzo, ahora con el de Mansilla nos están diciendo que atinaron al abrir estas novedosas franquicias volcadas en ofrecer productos y sabores locales, vinos, quesos, embutidos, conservas, repostería, delicadezas del lugar... y lo crucial: los vascos han venido a proporcionar una salida real a la industria y artesanía alimentaria leonesa que encontrará en estos tiendones más resultados ciertos que en los paripés y cuchipandas que se montan juntas y diputaciones por los extranjeros para promocionar sellos de calidad y otras ricuras gastronómicas... ¿por qué no se gastaron ese pastón en adelantarse a los eroskis o en copiarles ahora, que quizá se esté a tiempo y haya espacio?... ¿por qué los sagaces empresarios cazurros nunca vieron esta oportunidad tan clara?... ¿y a qué están esperando ahora?...

Esos vascos, por hacer bien las cosas, tienen todo el derecho a llevarse lo suyo, concluye Sócrates, que acto seguido se pone a escupir fuego lamentando que esa riqueza aquí parida no se quede en la tierra para ir consolidando nuestras cegadas espectativas productivas. Sócrates cree que esto obedece a una maldición y que sucedió así siempre, desde los romanos, que se sepa, y el ejemplo que pone son precisamente las minas y los rebaños, históricamente en manos de foráneos porque los oriundos nunca se pusieron de acuerdo para poder explotar sus recursos en las mismas condiciones, se entelararon siempre en discusiones o envidias y el que venía de fuera se lo llevaba crudo. Y en ello seguimos. Quizás es porque aquí lo único que gusta hasta obcecarnos y hocicarnos es la empanada local , puramente mental ¡y con cebolla!

tracking