España, reserva de la biosfera
Es el segundo país del mundo con más zonas declaradas, sólo por detrás de EE.UU. La Granja y El Espinar y las Tierras del Ebro, entre otras, se suman a la lista.
La Granja y El Espinar, en la sierra de Guadarrama (Segovia), las Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, en Galicia, y las Tierras del Ebro, en Cataluña, son, desde ayer, reservas de la biosfera, según proclamó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Con esta decisión, España llega a las 45 zonas declaradas y se convierte en el segundo país del mundo con más reservas de la biosfera, por delante de Rusia y solo por detrás de Estados Unidos, que tiene 47. La Unesco también amplió la extensión de la superficie de la reserva de la biosfera de Ordesa-Viñamala, en los pirineos aragoneses, que ahora se extenderá por el valle y las zonas urbanas situadas junto al área protegida.
La zona de La Granja y El Espinar, situada en la provincia de Segovia, tendrá el nombre de Reserva de la Biosfera Sierra de Guadarrama. Ocupa una extensión de 35.414 hectáreas y cuenta con una población de alrededor de unas 14.000 personas. Dentro de esta reserva la Unesco ha destacado la montaña de Valsaín por su valor «ecológico, económico, estético y social».
En Galicia se convierten en reserva de la biosfera 116.000 hectáreas de las cuencas de los ríos Mero y Mandeo, con una población de 190.000 habitantes.
Respecto a la Reserva de la Biosfera de las Tierras del Ebro, en Cataluña, se trata de 367.729 hectáreas de superficie del delta y la cuenca del Ebro, con 190.000 habitantes.
Las reservas españolas de la biosfera incluyen lugares tan destacados como Ordesa-Viñamala, las islas de Lanzarote, Menorca y El Hierro, las sierras de Cazorla y Segura, el parque de Monfragüe, los Picos de Europa, Sierra Nevada y la Cuenca Alta del Manzanares, sin olvidar a Doñana y Urdaibai.
Las reservas de la biosfera son lugares en los que, en concertación con las poblaciones locales, se experimentan prácticas innovadoras para conciliar la actividad humana y la conservación del medio ambiente, según la Unesco. Las actividades desarrolladas en esas áreas se concentran en ecosistemas particulares: montañas, bosque tropical, sistemas urbanos, tierras húmedas, islas o zonas costeras y marinas.