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Gente de aquí | Fiesta Mozárabe en Peñalba de Santiago

Peñalba reclama su Cruz

La localidad berciana recrea la entrega de la Cruz de Peñalba a su monasterio de manos del Rey de León Ramiro II en el año 940.

Uno de los momentos de la recreación de la entrega de la Cruz, a las puertas de la iglesia de Peñalba.

Uno de los momentos de la recreación de la entrega de la Cruz, a las puertas de la iglesia de Peñalba.

Publicado por
C. Polanco | Ponferrada
Ponferrada

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Se dice que en el año 940 el Rey de León Ramiro II acudió a Peñalba de Santiago a hacer entrega de una cruz al ahora desaparecido monasterio, en gratitud por la ayuda recibida del apóstol Santiago en la Batalla de Simancas. Por aquel entonces, había quien atestiguaba que el ya difunto Santiago participaba en combates a lomos de un caballo blanco.

Desde hace ya tres años se recrea la entrega de la Cruz de Peñalba en esta pedanía de Ponferrada, en un acto que surgió como una iniciativa que permitiera «demostrar el orgullo» que los habitantes de Peñalba sienten por su pueblo, según afirmó ayer el secretario de la Asociación de Vecinos del Valle del Silencio, José Manuel Neira, justo antes de comenzar la representación, en la que participó como abad. Junto a él, 150 personas —60 más que en la primera edición— interpretaron a personajes del clero, del cortejo real o del pueblo llano en una recreación que desde este año tiene intenciones aperturistas: «el año pasado tuvo más trascendencia, por lo que se pensó en ampliarla al público general», explicó Neira.

Miguel Pascual se puso en la piel del Rey Ramiro II. De hecho, él mismo fabricó el facsímil de la cruz que se utilizó en la recreación, lo que le permitió establecer un paralelismo entre él y el rey: «los dos hemos traído la Cruz a Peñalba». La original, muy a pesar de los vecinos del pueblo, se encuentra en el Museo Provincial de León. A este respecto, Neira se preguntó: «¿por qué las cosas no estarán donde siempre han estado?».

A pesar de la intención de la asociación de darle al acto más visibilidad, Pascual reconoce que la participación de más allá de Peñalba fue baja, en contraste con el entusiasmo de los lugareños. Quizá parte de culpa la tenga la maltrecha carretera que ha de recorrerse para llegar allí. Como reconoció Pascual, la situación del asfalto hace que Peñalba sea «como una mujer bellísima que va despeinada y sin zapatos».

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