Diario de León
Publicado por
ROSA VILLACASTÍN
León

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Todos los años por estas fechas nos reunimos un grupo de amigas y nos vamos a comer con el único fin de hacer unas risas. Pero hete ahí que la cosa se torció cuando una de ellas nos comentó que debido a los recortes su vida había dado un giro de 180 grados. Un 20% de sueldo menos, de una nómina de 1.000 con dos hijos y el marido en paro le impedía gastar en cualquier cosa que no fuera lo prioritario: comida, luz, agua, teléfono, ropa. Suerte que ya no tenía hipoteca.

Ni qué decir tiene que de la triste situación de María pasamos a criticar al Gobierno, como no podía ser de otra manera, por haber incumplido su programa y por no impedir que personas mayores, con pensiones ridículas, tengan que malvivir por ayudar a sus hijos y nietos, la mayoría de los cuales están en paro; o a quienes por no poder pagar la hipoteca se ven avocados a salir de sus casas sin otro techo donde cobijarse. O la de esos niños que llegan a los colegios sin haber desayunado porque en su casa ya no hay de donde rascar para comprar un bote de cola cao.

El ambiente se caldeó bastante cuando se metió en medio de la conversación el caso Urdangarín y Cristina, y los razonamientos del fiscal para evitar que imputen a la infanta. Como es lógico en un asunto de tanta enjuncia había opiniones para todos los gustos, las que creían que había motivos para imputar a la Infanta, y las que opinaban que el duque de Palma no pisará la cárcel. Como no la pisara el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, pese a los correos electrónicos que mantuvo con la plana mayor del PP, y que ponen al descubierto una trama de intereses, tráfico de influencias y abuso de poner. Un caso que como diría Raphael «es un escándalo, es un escándalo». Ya en los postres bajamos el tono de la discusión, lo que nos permitió escuchar la charla que mantenían en la mesa continua sobre la mala suerte de la Pantoja y la familia de Rocío Jurado. Temas candentes que han acaparado la atención de la mayoría de los ciudadanos quizá porque saber que los ricos y famosos también lloran reconforta a los que se las ven y desean para llevarse un trozo de pan a la boca.

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