Diario de León

La facturación del sector del cigarrillo electrónico cae un 80% en España durante 2014

Estos cigarrillos son una alternativa al tabaco tradicional.

Estos cigarrillos son una alternativa al tabaco tradicional.

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daniel roldán | madrid
León

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Era un hecho casi habitual en la gran mayoría de los barrios de las ciudades españolas. Un local medio, cuyo negocio se había ido a la ruina por culpa de la paupérrima coyuntura económica, era tomado por unos cuantos obreros.

En unos diez días, el nuevo y reluciente establecimiento ya estaba dispuesto para recibir a los clientes. Además, se trataba de un producto nuevo, los cigarrillos electrónicos, vendidos como una nueva forma de ocio alternativa ajena al tradicional tabaco. Pero otros negocios, de cualquier tipo, también se apuntaron a la moda de vender estos productos y atraer una nueva línea de negocio. Una situación que provocó que a principios de 2013 hubiera más de 3.100 puntos de venta en todo el país, a los que habría que añadir los estancos que también distribuyen estos productos.

Sin embargo, la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico ha visto que este paradisíaco panorama ha desaparecido. Este año ha sido el del ajuste del sector, que ha sido terrible. Más de 2.800 tiendas han cerrado sus puertas, la facturación de las empresas se ha reducido en un 80% y casi todas las empresas han quebrado. «Quedarán dos o tres. Y antes había hasta quince», explica Alejandro Rodríguez, presidente de Ance.

Uno de los motivos de esta caída está en la causa, curiosamente, de su propio éxito.

No vale cualquiera

Todo el mundo quería abrir una tienda, pero no todo el mundo estaba preparado. «Hubo mucha oferta de un producto que los propios vendedores del sector no sabían ni lo que vendían. No informaban al cliente del mantenimiento del cigarrillo electrónico, cuáles eran las consecuencias, lo que tenían que hacer para que el producto funcionara bien. Esto es como si yo te vendiera un iPhone 5 y no te explico cómo funciona. Al final, el cliente, como no va a saber usarlo, lo va a tirar. Esto ha provocado al final se queden los profesionales de verdad del cigarrillo electrónico», explica el presidente de la patronal.

El segundo motivo fundamental es la presión que las empresas farmacéuticas, según Rodríguez, están realizando para evitar que la población «pueda ‘vapear’».

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