Diario de León

La pugna por controlar las cuentas desata guerras internas en el Vaticano

Desvelan que el ministro de Economía del papa Francisco viaja en primera clase.

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íñigo domínguez | roma
León

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La revolución de Francisco es más fácil en el estilo, en cambiar de coche, de piso y cosas así, no tanto en lo más complejo y delicado, que siempre ha sido la gestión del poder y el dinero. Hacer limpieza en los organismos financieros de la Santa Sede está costando bastante más, y en eso sí hay cosas que no cambian: la pugna por el control del nuevo ‘superministerio’ de economía, que centralizará las cuentas, ha desatado nuevas guerras internas y, es más, como en los peores momentos del escándalo Vatileaks, han vuelto por sorpresa las filtraciones de documentos reservados.

Entre los papeles que han salido a la luz están los que describen los gastos desmesurados del cardenal australiano George Pell, el nuevo ministro de economía, nombrado hace un año por el papa. Está claro que a buena parte de la curia italiana no le hace ninguna gracia que empiecen a controlarle los dineros y ha iniciado el contraataque maquiavélico.

Le han dado donde le duele: Pell pide transparencia y ahorro, pero resulta que su oficina se ha fundido en los primeros siete meses medio millón de euros. Por ejemplo, en el pisazo de uno de sus asesores, mientras él viaja en business class y se ha comprado hábitos eclesiásticos en la tienda más cara de Roma por 2.500 euros.

Lo ha revelado el semanario L’Espresso , que asegura que el Papa ha pedido explicaciones a Pell y él le ha respondido que confíe en él. Debía de esperarse golpes bajos. El semanario también ha publicado nada menos que las actas de una reunión del pasado mes de septiembre de la comisión cardenalicia del Apsa, el potente organismo que administra el patrimonio de la Santa Sede, donde unos cuantos purpurados ponen a parir a Pell por su afán de querer acaparar todo el poder, lo que incluye absorber el mando en su entidad.

El telón de fondo de estas diatribas es un tira y afloja por quién va a mandar en el nuevo organigrama económico de la Santa Sede. Francisco creó en febrero tres entidades para acometer esta decisiva reforma: la secretaría de economía de Pell —el nuevo ‘ministerio’ en sí—, un consejo de economía —que proponía los nuevos esquemas— y un revisor general. Sin embargo, no les dio unos estatutos, la clave para establecer la pirámide jerárquica y el grado de centralización. La pelea ha sido entre Pell, por un lado, que aspiraba a controlar la contabilidad, los presupuestos y los gastos de todos los departamentos, y aquellos despachos más autónomos y con más dinero, pequeños feudos que querían seguir siéndolo, como el Apsa o el dicasterio de Propaganda Fide, encargado de la labor misionera en todo el mundo.

Entre los gastos del nuevo ‘ministerio’ de economía del cardenal Pell, filtrados por sus enemigos internos y publicados por ‘L’Espresso’, destacan sus billetes aéreos. Según la revista, a menudo son de ‘business class’: un Roma-Londres de 1.103 euros, mientras el cura que le acompañaba pagó 274. En otro a la capital británica gastó 1.293.

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