Diario de León

La mirada de Agnes

Catorce perros guía facilitan la movilidad de personas ciegas de León, un servicio de la Once que cumple 25 años. La preparación de cada uno de ellos cuesta 45.000 euros y un año de adiestramiento y adaptación.

Los perros guía con sus dueños de León y el director de la Once, Óscar Pérez (izquierda) en la puerta de la delegación de León. secundino pérez

Los perros guía con sus dueños de León y el director de la Once, Óscar Pérez (izquierda) en la puerta de la delegación de León. secundino pérez

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carmen Tapia | león

Agnes tiene 5 años. Es una perra pastor alemán que acompaña a Nati Alias en todos sus movimientos. Es dinámica, rápida en sus decisiones y bastante resolutiva. Presionan a su dueña para imponer su voluntad por lo que necesita ódenes contundentes. Y mucho cariño. Pero en la calle la última palabra la tiene Agnes. Nunca obedece si no hay un paso seguro.

Nati Alias cambió el bastón por un perro hace 15 años por motivos laborales. «Soy afiliada a la Once desde niña», asegura. Pero lo más complicado fue aprender a caminar acompañada de un perro. «La movilidad es diferente que con el bastón». Perro y dueño tienen que practicar para estar juntos. Necesitan un periodo de adaptación de un año.

Agnes es uno de los catorce perros guía de la Organización Nacional de Ciegos (Once) en la provincia, un servicio que cumple 25 años y para el que actualmente hay una lista de espera de dos años. Las solicitudes son muchas y la preparación es .exhaustiva. De la escuela de la Once en Madrid salen al año 130 animales adiestrados para ser la mirada de los que no la tienen. Pero no son suficientes. La Once recurre a dos escuelas americanas para dar respuesta a la demanda: Leader Dogs For The Blind en Rochester, EE UU y Guiding Eyes for the Blin» en Nueva York, EE UU.

De Rochester vino Sundance, una perra labrador de dos años que ayuda a Amando Martínez a realizar su trabajo. «Vivo en Navatejera y cuando salimos le digo: ‘A la Once’, y viene derecho, no necesita más órdenes. Nunca se equivoca».

En León hay seis perros adiestrados especialmente para facilitar la vida laboral a sus dueños. «Hay dos años de lista de espera porque tienen prioridad las personas que trabajan o estudian», explica el director de la Once en León, Óscar Pérez. Adiestrar a un perro guía cuesta 45.000 euros «por lo que no podemos arriesgarnos a un rechazo», asegura Pérez. «Para pagar la preparación de un perro hay que vender 500.000 euros en cupones, diez veces más de lo que cuesta su adiestramiento», asegura el director de León.

El labrador es la raza más utilizada como perro guía por su sociabilidad, adaptabilidad a todos los entornos y situaciones. Es fácilmente controlable por el usuario. En España hay 1.000 personas con ceguera o grave discapacidad visual utilizando perro-guía como auxiliar de movilidad.

«El perro es todo». Jesús Pérez tiene 54 años y ve por los ojos de Otis, un Golder retiever con iniciativa y determinación que roza la cabezonería. Otis tiene 8 años y es el cuarto perro de Jesús, ciego desde los 17 años como consecuencia de un accidente de tráfico. «Antes caminaba siempre cogido del brazo de las personas, o con el bastón. El perro me da independencia. Puedo ir con él a todas partes excepto a los quirófanos de los hospitales».

Los perros guía sufren estrés. Su trabajo es de alta responsabilidad y lo saben. Son conscientes del riesgo que asumen cada vez que salen a la calle con sus dueños. Por eso necesitan concentración. No son perros de compañía, aunque la dan. Tampoco con perros preparados para jugar con los niños, aunque pueden hacerlo. Tienen claro su cometido desde que nacen. Su inteligencia, similar a la de una criatura de 6 años, está dirigida a identificar y salvar obstáculos. Y no suelen fallar. Si se equivocan es por culpa del propietario. «Si tu no te orientas estresas al perro», asegura Francisco Martín mientras sujeta a Ibana, de 7 años. Ibana también fue adiestrada en Rochester. Francisco fue a EE UU para realizar el cursillo, gastos sufragados por la Once. «Hace 5 años que la tengo. Necesita mucho cariño, pero a la vez tenemos que ser contundentes porque se nos deterioran». Y el deterioro significa que dejan de obedecer. A veces precisan un readiestramiento «y todo por culpa del usuario por no motivarlos suficientemente».

No fue fácil hacer el reportaje fotográfico. Los perros imponen sus tiempos, sus pausas, sus trayectos. No pasan si hay un bordillo o anticipan un obstáculo. No obedecen. «Se ponen muy nerviosos y piensan que no van a orientarte bien. Los que tenemos que saber dónde estamos somos nosotros», asegura Rafael Carpintero, uno de los primeros leoneses en disponer de un perro guía desde el año 1997.

A David Sanmiguel lo acompaña desde hace dos años y medio, Edisson, un labrador que nunca le deja de sorprender «Sólo te guían bien se van con el arnés porque reciben mejor la información de giro. El perro te da la libertad de caminar sin chocarte».

La vida laboral de los perros guía es de 9 ó 10 años. La escuela de la Once en Madrid tiene un espacio para perros jubilados. «Los perros no son nuestros, nos los ceden en usufructo, pero podemos quedarnos con ellos. O te los quedas o se los das a alguien de la familia u otra persona. Hasta la edad de su jubilación viven una vida muy estresante. Asuman una gran responsabilidad en el momento que notan el arnés en el cuerpo».

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