Diario de León

La leonesa que encumbra a los gatos

La criadora leonesa María Vázquez es toda una experta en ganar competiciones felinas en medio mundo. Uno de sus ejemplares, Rubber Ducky, es el 10º mejor gato de Europa y pronto luchará para convertirse en gran campeón en Alemania

Aunque trabaja como ferroviaria, María Vázquez se dedica desde hace diez años a la cría de gatos persas y exóticos con los que luego compite por el mundo. SECUNDINO PÉREZ

Aunque trabaja como ferroviaria, María Vázquez se dedica desde hace diez años a la cría de gatos persas y exóticos con los que luego compite por el mundo. SECUNDINO PÉREZ

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León

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PABLO RIOJA | LEÓN

Ferroviaria de profesión, la leonesa María Vázquez acostumbra a recorrer medio mundo varias veces al año, aunque no por causas laborales. Lo suyo es mera pasión, un amor incondicional a los animales que hace una década le llevó a especializarse en competiciones felinas. Hoy es toda una experta en criar gatos y convertirlos en auténticos campeones. De hecho, su nuevo compañero de aventuras, Rubber Ducky —un gato persa— es el 10º mejor ejemplar de Europa de todas las razas en la categoría de gatitos y en mayo luchará por convertirse en gran campeón. «Estoy convencida de que podemos lograrlo», asegura sin dudar un segundo.

Pese a que en España existen cuatro clubes especializados, este tipo de competiciones son unas auténticas desconocidas aún para el gran público. «A diferencia de lo que ocurre en el resto del planeta, aquí no hay apenas cultura felina, llegó tarde», señala María, que pertenece al Club Felino Español, cuya sede se encuentra en Madrid. Estados Unidos, Asia y gran parte de Europa —«aunque esta última en menor medida por la crisis»— acaparan la mayor parte de competiciones. «En enero estuve en Suecia, Alemania e Italia y hace apenas unos días que regresé de Rusia». Es raro que ‘Pequeño Patito’ (Rubber Ducky) se venga a casa con las manos vacías. Los jueces valoran la pureza de la raza, el carácter dócil, el cuerpo, pelo, la estructura y hasta cómo reaccionan ante los estímulos. «Tienen que ser ejemplares perfectos, con un nivel de cría muy bueno», remarca la leonesa. Y ahí Rubber Ducky se lleva la palma.

El día a día de este pequeño gran campeón y su dueña es —cuanto menos— atareado. «Invierto mucho tiempo en peinarlo, acariciarlo, limpiarle los ojos, que coma bien, bañarlo al menos una vez por semana y sobre todo en jugar con él como se suele hacer con cualquier otra mascota». Una alimentación selecta —a base de carne de ternera en muchas ocasiones— y los mejores productos para la higiene convierten a Rubber Ducky en el rey de la ciudad.

María y su gato acostumbran a recibir numerosos premios. DL

Este pequeño persa comparte espacio con los otros siete gatos a los que María mima como si fuesen sus propios hijos. «Prefiero criarlos en casa», remarca. En toda la provincia de León apenas hay otros cinco o seis criadores de felinos que se dediquen a competir, pero ninguno ha llegado tan lejos como ella. Si las previsiones se cumplen, Rubber Ducky será todo un número uno en apenas mes y medio y después «se quedará en casa como reproductor al menos durante un par de años». Luego, María tiene por costumbre dar a los animales en adopción. Y es que algo que le preocupa especialmente es el elevado número de abandonos que tienen lugar en España. «Están a la orden del día», comenta. «Hay auténticas mafias que se dedican a la cría indiscriminada, me parece una vergüenza que no sea obligatorio castrar a todos los gatos, sólo así se solucionaría el problema».

Hasta 8.000 euros al año

Ser el mejor gato del mundo no sirve sin embargo para vivir de las competiciones felinas. Los premios en metálico no se contemplan en este tipo de eventos. «Compites por prestigio, títulos y el orgullo de ver a tu ejemplar entre los mejores», aclara María. Nada más y nada menos. De hecho, cada participante paga por participar junto a su gato en las diferentes pruebas. «Puedo llegar a gastarme hasta 600 euros cada fin de semana de competición», confiesa esta leonesa. Una cantidad que cada temporada ronda los «8.000 euros en gatos pequeños y alrededor de 15.000 en adultos». A ello se suman los gastos veterinarios —unos 2.000 euros anuales—. «Me gustaría dedicarme en exclusiva a esto, pero de momento es imposible».

María convive con persas y exóticos. «En la actualidad, además de preparar a Rubber Ducky tengo un programa de cría de exóticos con el cual también pretendo lograr la máxima calidad para poder competir con ellos en un futuro», señala. «No comparto la cría masiva, considero que se pueden lograr los mismos resultados con pocos gatos muy bien cuidados y sobre todo con buenas decisiones, un poco de cabezonería y mucha paciencia». En su página web (www.sweetspicespersians.es) presta ayuda y da consejo a la gente que quiere comenzar «en esta apasionante aventura», o simplemente que quiere conocer algo más de estas dos «hermosas razas».

Pronto María y Rubber Ducky volverán a hacer las maletas. Alemania espera con sabor a gloria. «Las competiciones son siempre los fines de semana. Suelo marcharme los viernes y regreso los lunes», confiesa. Para compaginar sus múltiples travesías con su trabajo en la estación de tren de la capital cuenta con la inestimable ayuda de sus compañeros de trabajo. «Siempre me ponen facilidades a la hora de cambiar turnos, cosa que les agradezco en el alma». Pronto sabrá si su ‘pequeño patito’ es todo un campeón.

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