Diario de León

En las entrañas de la investigación

León ha estado en los últimos años en el epicentro de la información policial en España. Los inspectores, subinspectores y jefes de grupo de la Policía Nacional de la provincia explican sus métodos de trabajo y advierten de la celeridad en la denuncia para la resolución de los casos..

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cristina fanjul | león

«Tenía una vida ordenada. Eso, unido a su profesión, convirtió el caso desde el primer momento en una desaparición inquietante». El trabajo de la Policía Nacional se caracteriza por el silencio y la constancia. «Lo importante del caso es la víctima. Esa es la premisa que nunca podemos olvidar». Y con ese principio fue desmadejándose el ovillo del caso de Marta Villayandre, la joyera leonesa, madre, hija y hermana, asesinada hace seis años, en uno de los crímenes que con mayor dureza golpeó la ciudad. «Era una mujer que recogía a su hija todos los días. Aquel día, no fue». Toda la información que desde el primer momento nos aportó la familia nos hizo pensar que la cosa era mucho más grave de lo que pudiera pensarse». Pero ¿cuál fue el primer hilo? ¿dónde encontró la policía ese dato, ese indicio del cual partió toda la investigación? O, dicho de otra manera, ¿cuál es la página en blanco policial? ¿La hay? ¿Cuál es el primer trazo, la primera palabra que marcará el tono de su investigación? En su caso, la pista fue un teléfono. «Nos fijamos en el número de llamadas, en el momento del día en el que se habían producido, en si eran recíprocas…» Parece que el ovillo empieza a tomar forma. Dan así con esa clienta que les dice que «hacía tiempo que no le compraba nada». Sospechan. La última llamada que registró el teléfono de Marta era de un móvil que no estaba registrado, con documentación escasa y falsa. Advierten de la peligrosidad de este extremo, de locutorios a los que muchos acuden de manera inocente, cuyos números se venderán a delincuentes. «Se hicieron gestiones de otros números y otras personas con las que había hablado, se pusieron en marcha seguimientos y escuchas que hicieron que nos centráramos en esa persona en particular y de ella… Cuando les detuvieron no colaboraron. Sólo lo hizo uno de ellos, fue el que dijo dónde estaba el cuerpo, y lo hizo tan sólo la noche antes de pasar a disposición judicial». Destaca la inspectora jefe del Grupo de delincuencia especializada y violenta, que sabían quién sería, si lo hacía, el que finalmente confesaría. «Era el más débil desde el punto de visa psicológico». Recuerdan todos los agentes que colaboraron en el caso de Marta Villayandre que el sujeto sufrió un ataque de ansiedad al llegar al lugar en el que habían abandonado el cuerpo. «Volver al lugar y ver lo que has hecho tiene que removerte algo por dentro», destaca uno de los agentes. Y les pregunto cómo se hace para ver cada día el mal y seguir con tu vida. «El caso de Marta nos cambió, nos dejó huella», admiten. Explican que sí, que se preguntan a menudo por la banalidad que entraña la maldad y aseguran que lo peor es comunicar a las familias el desenlace que en ocasiones tienen los casos. «Siempre llamamos a una ambulancia, porque siempre se desmayan». Sin embargo, todos ellos coinciden en que lo fundamental es dar satisfacción a las familias, dar con los culpables. «Eso te obliga a sumergirte en la vorágine del trabajo, en olvidarte de tus propios sentimientos», concluyen.

Les pregunto por los interrogatorios. ¿Cómo lograr una confesión? «Lo importante es la gestión de la información y debes ser tú, desde el principio, el que la maneje». Y se refieren a la necesidad de poner en situación a los detenidos, de decirles cuáles son las consecuencias, las implicaciones de sus decisiones y asumen que, en muchas ocasiones, la labor del abogado defensor es la diferencia entre una confesión y el silencio.

Explican así, por ejemplo, que aún no se haya encontrado el cuerpo de Marta del Castillo.

Delitos en la red

El año pasado, la Policía Nacional esclareció cincuenta casos de delitos cometidos a través de la red, compraventa y contratación fraudulenta, billetes falsos o tocomochos. En este último caso, la policía alerta de la importancia de la denuncia temprana. «La inmediatez temporal es importante, Tienes que detenerles casi in fraganti y el dinero, por lo general, vuela a los pocos minutos de la estafa». Destacan que los delincuentes forman parte de clanes familiares. «Lo enseñan los abuelos a los nietos», sostienen. Por esta razón, una de las labores de la Policía Nacional es la formación en la prevención. Para ello, se dan charlas a los cajeros de los bancos con el fin de que se conviertan en los centinelas que den la voz de alarma. «Hay detalles que marcan la diferencia», y explican que si un anciano acude a una sucursal que no es la suya, saca cantidades grandes de dinero de una vez, o cancela fondos de valores o plazos fijos», por lo general hay un delito detrás.

Los inspectores subrayan la importancia que la ayuda del juez de instrucción tiene en su trabajo. «Deben ser conscientes de la importancia de su implicación». El subinspector jefe del grupo de estupefacientes lo ejemplifica en una de las grandes operaciones desentrañadas por el grupo de León. Se saldó con la detención de 34 personas y 35 kilos de cocaína decomisados. «Fueron dos años de trabajo. Sólo la fase operativa se prolongó durante doce meses», explica, y añade que en él participaron policías de Portugal, Argentina, Italia y Colombia. En este caso, la estrategia utilizada fue la baza para cerrar el operativo. El subinspector explica que, en el transcurso de la investigación, se decidió no detener a una gran parte de los implicados con el fin de llegar al meollo de la organización. «Eran marineros de Cruceros que la organización criminal utilizaba para que dejaran los fardos de droga en los puertos en los que arribaban», destaca.

Y ¿puede contarse algo de la investigación de la peregrina? «No, me temo que hay secreto de sumario», se disculpa la jefa del grupo operativo de Astorga. Sin embargo, cuenta una curiosidad. A los pocos días de la detención de Miguel Ángel Muñoz, una ciudadana húngara dejó todas sus cosas en el albergue y dijo que regresaría para dormir. «Esa noche no volvió, ni al día siguiente. Fue el propio albergue el que nos comunicó la desaparición. Había regresado a Hungría. Dejó sus cosas y esa misma noche se fue a su país. Aún no sabemos por qué lo hizo...»

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