Diario de León

EL BAILE DEL AHORCADO

En los trópicos

León

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Hablo de oídas. Últimamente, lo siento, hay noticias de las que sólo leo el titular. Me cuesta profundizar. A veces, no son horas y, en otras ocasiones, se trata de simples divertimentos que no merecen más que un pensamiento de usar y tirar. Son los reader digest de la atención. Hay, por lo visto, una play list con canciones cuya letras se ciñen a lo que hoy en día se entendería como corrección política. Me imagino que en ese grupo no estarán los ochenta, tal vez tampoco Cohen, ni los Beatles, ni Simon y Garfunkel. En los temas de todos ellos hay letras tan cargadas de misoginia que, de escribirse hoy, serían prohibidas por los fahrenheit 451 del momento. Hay muchos que las cantan sin saber lo que dicen: ‘Prefiero verte muerta, pequeña, que con otro hombre’. A ver si adivinan quién lo escribió.

Prohibir en la creación es como impedir que el univero evolucione. Aún así hay quien construye su vida en función de sus tabúes. Cuando cualquiera quiere sentirse alguien, encabeza una campaña a favor del veto, y la libertad de creación no se libra. Ya ni siquiera sabemos cómo hablar. La tolerancia con las palabras se ha vuelto tan fina que en breve pareceremos una caricatura de la caricatura que el séptimo de caballería hacía con la lengua de los indios.

Ayer mismo me pillé a mí misma en uno de esos extravíos morales. Mientras comíamos, escuché a mi hijo tararear una canción caribeña y, claro, eso sí que no. Que un niño de cinco años deslice esas ordinarieces sobre una mujer, pues ¿qué quieren? que en mi casa no lo permito. Así que comencé a monologar acerca de lo que estamos enseñando —¡menuda sociedad de mierda! vamos a la degeneración, que no sé por qué no lo prohíben, así nos va—, una hora de altavoz muy productivo (no). Al final, me puse a pensar si habría largado lo mismo si en lugar de llamarse como se llame y cantar en español, el autor se apellidara Lennon y la canción fuera un fragmento de Run for your life. No lo sé. Supongo que es fácil reconocer el genio cuando ya te lo han etiquetado, pero hay clases y esas también las marca el mercado.

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