Diario de León

EL BAILE DEL AHORCADO

A mí, también

León

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A mí también, como a la mayoría. Como la mayoría, he sufrido acoso; como casi todas, he tenido que tragarme la náusea y seguir adelante. Ningún hombre lo puede entender porque no es solo que el mundo sea como ellos sino que han conseguido que pensemos que no puede ser de otra manera. Me gustaría saber cuántas de las mujeres que leen esta opinión han sufrido violencia sexual o, simplemente, violencia. Porque cuando le ponemos el apellido, lo único que hacemos es matizarla, quitarle hierro. Las violaciones, el acoso sexual, los comentarios machistas, la condescendencia… todo eso no son más que maneras con las que los hombres tratan de demostrar que tienen el poder y lo pueden utilizar cuando quieran, que no somos más que cosas, objetos de usar y tirar… A mi me han acosado sexualmente en dos ocasiones.

La primera vez tenía apenas 18 años. Fue en un curso de El Escorial y el hostigador, un prestigioso periodista de la época, tuvo la desvergüenza de no darme el diploma por mi negativa. La segunda fue al comienzo de mi vida laboral, en Madrid. En este caso, el depredador no tuvo empacho en recomendarme que habláramos de ‘negocios’ en su casa. Puede que ahora tuviera otra vida, puede que hubiera progresado más en mi labor profesional, pero si hubiera consentido, me avergonzaría de mi misma. Porque sí, la realidad es que ellos cometen el delito, y nosotras sufrimos el oprobio.

No os dejéis. No lo hagáis nunca. Seguid llevando minifalda, vistiendo de rojo y saliendo solas. No os sintáis menos que cualquier tipo despreciable que cura su complejo de inferioridad tratando de dominaros. Sois mejores, más fuertes, más valientes. Y a las que aún no se han enterado de que hay otra manera de estar en el mundo, la hay. No hay que ser como ellos, ni pensar como ellos, ni actuar como ellos. Y las cosas, claras. Lo digo para todos los políticos del PSOE o de Ciudadanos que en privado te hablan a favor de la condena permanente revisable y luego te salen con lo del derecho a la reinserción. Ya hemos muerto demasiado ¿no os parece?

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