Diario de León

La covada que se pierden en León el 40% de padres

El permiso de paternidad cumple diez años con poco aumento de su disfrute en la provincia de León. El 54,9% de los padres leoneses se acogieron en 2008, mientras que en 2016 lo hicieron el 60,7% del total..

Uno de los primeros leoneses en disfrutar el permiso de paternidad en 2008, tras su creación por la ley de igualdad. JESÚS F. SALVADORES

Uno de los primeros leoneses en disfrutar el permiso de paternidad en 2008, tras su creación por la ley de igualdad. JESÚS F. SALVADORES

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ana gaitero | león

La covada, tradición extendida entre los pueblos astures, cántabros y vascos, consistía en que las mujeres dejaban el lecho a los hombres unas semanas después de dar a luz o le entregaban el bebé para que se ocupara de su cuidado. Según los antropólogos, la función social de la covada es reafirmar el papel o la legitimidad del padre.

La costumbre se mantuvo en tierras maragatas casi intacta hasta bien entrado el siglo XX. Es el ancestro o del moderno y tran traído y llevado permiso de paternidad. Actualmente, los hombres tienen derecho, por ley, a un permiso de paternidad de cuatro semanas de duración, de carácter voluntario e intransferible.

Sin embargo, no todos lo disfrutan. Según datos de la Seguridad Social, en 2017 se contabilizaron 1.697 licencias por nacimiento o adopción a hombres (no hay datos del total de nacimientos en este periodo). En 2016 fueron 1.742, cifra que supone supone el 60,7% de los nacimientos (2.869). Casi el 40% no disfruta del permiso, aunque también hay que contar con un porcentaje indeterminado que no tendría derecho por falta de empleo.

En diez años de vigencia del permiso de paternidad exclusivo, primero con 15 días y desde el año pasado con cuatro semanas, la evolución no refleja grandes cambios, ya que en 2008 se acogieron a la nueva medida el 54,9% de los padres (1.928) en relación al número de nacimientos (3.511), lo que supone un crecimiento de apenas seis puntos.

El número de permisos, sin embargo, es inferior debido al descenso de la natalidad. La merma de nacimientos es una constante a lo largo de la década y paralelamente baja el número de procesos por paternidad aunque aumenta el porcentaje de disfrute un total de seis puntos.

El coste de los permisos ha sufrido un aumento considerable en esta década debido al incremento de 15 días a cuatro semanas de la licencia a partir del 1 de enero de 2017. Así, en 2008 la cifra dedicada por la Seguridad Social a sufragar la prestación por paternidad fue de 1.371.657 euros, mientras que el año pasado alcanzó los 2.486.225 euros.

Anteriormente al permiso de paternidad los padres tenían otros derechos prácticamente invisibles, bien por su parquedad, como los dos días que reconocía el Estatuto de los Trabajadores desde 1980, bien por la falta de costumbre en su uso como es la transferencia del permiso de maternidad. En 1989 se permitió que los padres pudieran disfrutar de cuatro semanas del permiso de maternidad, que se amplió a diez semanas en 1999.

Se trata de un derecho que requiere la cesión del mismo por parte de la madre. Aparte de que apenas el 1% de los padres leoneses se acogen a esta modalidad, esta opción incurre en otras desigualdades, tal y como denuncia la Plataforma por los Permisos Iguales e Intrasferibles de Nacimiento y Adopción (Piina). El padre puede disfrutar de estas diez semanas incluso en el caso de que la mujer «no tenga cotizaciones suficientes para disfrutarlo por sí misma», subraya. Es algo «inaudito en el ordenamiento jurídico laboral y de la Seguridad Social», agrega.

Otra aberración jurídica y social que pone sobre la mesa es que en los casos de adopción el padre sí detenta el derecho propio al permiso de maternidad (aunque transferible entre progenitores/as) lo significa una «discriminación de las criaturas nacidas frente a las adoptadas».

A partir de octubre de 2007, con el Gobierno Zapatero, el permiso de paternidad se fija en 15 días: los 2 reconocidos en el Estatuto de los Trabajadores, más 13 de nueva creación. Tuvieron que pasar casi diez años hasta que se logró ampliar a las cuatro semanas actuales el 1 de enero de 2017.

Actualmente está en el aire, a expensas de que se aprueben los presupuestos generales del Estado, el incremento de una semana más. Cinco semanas pactadas por el PP y Ciudadanos frente a 16 que exige la Plataforma por los Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (Piina). «Un parche», asegura.

Esta asociación, creada en 2005, agrupa a más de 150 organizaciones y personas con el objetivo de conseguir que el sistema de permisos de paternidad y maternidad en España sean iguales, intransferibles y pagados al 100% para cualquier persona progenitora.

Los permisos, defiende la organización, «son de importancia fundamental para asegurar los derechos de niños y niñas», para «garantizar el disfrute de la paternidad y de la maternidad» sin que peligren su «inserción en el empleo de calidad ni la continuidad de sus ingresos», subraya la proposición de ley que impulsa la Piina.

Actualmente, el permiso de maternidad para las mujeres trabajadoras es de 16 semanas, de las cuales 6 son intransferibles y obligatorias. Las otras diez pueden ‘donarse’ al padre.

El permiso de paternidad, de cuatro semanas, es intransferible pero voluntario. La Piina promueve que el permiso sea igual para madres y padres, de 16 semanas. En el caso de los hombres proponen que las cuatro primeras semanas sean obligatorias e intransferibles y las 10 restantes, el llamado permiso parental de crianza, sea de carácter voluntario y flexible para su disfrute dentro de los 12 primeros meses desde el nacimiento de la criatura.

La asociación Piina presentó en 2016 una proposición de ley para que se equiparen los derechos de madres y padres ante el nacimiento o adopción de una criatura. La equiparación de los permisos de padres y madres se considera un beneficio para las criaturas y también proporciona «una situación sustancialmente más favorable a la lactancia materna que la actual, en la que las madres deben volver al trabajo sin posibilidades de que el otro progenitor/a esté disponible para facilitar la tarea en el periodo posterior», explican.

Además, explica la asociación, la situación de desigualdad actual penaliza a las empresas que contratan mujeres y a las propias mujeres que encuentran más trabas para acceder al mercado laboral y a la promoción profesional a causa de su ausencia del puesto de trabajo durante la etapa de la baja por maternidad.

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