Diario de León

La revolución que sacude a la moda

León se suma un año más a la Fashion Revolution de la mano de la Escuela de Moda Liper Una concentración, una acción artística y una mesa redonda centran una semana para la sensibilización.

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m. j. muñiz | león

«La moda es la piel que elegimos». Y saber de dónde procede esa segunda piel, cuál es su camino desde la producción de las fibras hasta que la compramos, es una preocupación creciente. Conocer si sus tintes contaminan, si la cosen niños o personas que trabajan en condiciones casi de esclavitud, si los beneficios se quedan sólo en la última parte de la cadena, mientras el resto está condenado a la pobreza,...

La concienciación, desde los derechos humanos a los medioambientales, y el deseo de un consumo más racional, están echando un pulso a la gran distribución de la ‘fast fashion’, la moda barata de usar y tirar; y al oscurantismo que sigue ocultando la mayor parte de sus procedimientos. Un pulso que crece en todo el mundo, como crece el convencimiento de que es la forma de comprar de cada consumidor la que, sumada a otras, será capaz de vencer un modelo actual que deja mucho que desear. «Pregúntate, descubre y actúa». Esas son las consignas que presiden la movilización de la Fashion Revolution.

Un movimiento que también crece en León, desde que hace tres años la Escuela de Moda Liper iniciara la organización de los actos se suman a los que se celebran en todo el mundo.

La movilización a nivel mundial se desató a partir del accidente que el 24 de abril de 2013 se produjo en una fábrica textil de Plaza Rana, en Bangladesh, que le costó la vida a 1.133 personas (casi todas mujeres) y causó más de 2.500 heridos. Una tragedia que sacudió conciencias sobre la forma de producir las prendas que se comercializan sobre todo en occidente.

La revolución comenzó dando la vuelta a las etiquetas de la ropa para preguntarse: «¿Quién hizo mi ropa?». Desde la Fashion Revolution señalan que es necesario «un cambio radical en la forma en la que la ropa se produce y se compra, porque la mayoría de la industria global es explotadora y dañina para el medio ambiente».

Forzar la transparencia en la industria textil es el objetivo del movimiento, que defiende que la moda «tiene que convertirse en una fuerza de bien»; sostenible y con un futuro más ético. «Segura, limpia y justa desde el agricultor al consumidor». Porque también es necesario «lograr que el consumidor piense diferente acerca de cómo usa la ropa, y saber que sus hábitos pueden tener el poder de ayudar a mejorar las cosas». Obligar a las cadenas a explicar cuál es el proceso total de la ropa que comercializan es una parte de esta necesaria sensibilización; pero otra no menos importante está directamente en las manos de los consumidores: ¿hace falta comprar tanto? ¿Hay que comprar sólo porque sea barato? ¿Si es demasiado barato, quién está perdiendo en la cadena de producción y comercialización?

revolucionarios de la moda

Los frentes para lograr este cambio en la industria de la moda pasan por la defensa de los derechos humanos, por ser conscientes de que la forma de producción actual implica para millones de personas trabajo forzoso, trabajo infantil, acoso laboral y sexual, discriminación y condiciones laborales peligrosas. Actualmente unos 36 millones de personas trabajan en el mundo en condiciones casi de esclavitud, muchas de ellas para la industria textil, elaborando tejidos y prendas para las marcas occidentales.

Sus salarios les tienen en su mayoría sumidos también en una pobreza de la que no pueden escapar. Y esta masificación implica a la vez que desaparezcan las tradiciones artesanales, incapaces de competir con la voraz maquinaria industrial.

Este sistema produce además una moda tóxica, el cultivo de las fibras, los procesos, teñidos y tratamientos requieren químicos tóxicos tanto para quienes los manipulan como para el medio ambiente. Y la forma de consumo es también una fuente de daño medioambiental: la eliminación de las toneladas de residuos que se generan es otra fuente de contaminación.

«Seamos curiosos. Tenemos el poder de influir en el mundo en el que queremos vivir».

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