Diario de León

En el cielo no hay bordillos

Un paseo por las nubes sin barreras. Libres como pájaros. Libres del suelo y de la silla de ruedas. Cuarenta personas usuarias del CRE de San Andrés con graves discapacidades físicas disfrutaron ayer de la tercera edición de vuelos adaptados gracias a Cielos de León, La Silla Voladora y la Base de La Virgen.

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ana gaitero | león

Mil doscientos kilómetros sin bordillos y 600 minutos de libertad es el balance de la tercera jornada de vuelos adaptados en la que participaron ayer 40 personas con grave discapacidad física usuarias del CRE.

Dos aviones monomotor, pilotados por Vicente Cordier y Mario Mondaray, surcaron ayer los cielos de León en turnos de 15 minutos y paseos de 30 kilómetros libres de obstáculos. Sobrevolaron la capital, tocaron la Catedral a vista de pájaro, vieron cómo empezaba la demolición del parador de San Marcos, y el brillo del gallo de San Isidoro en las horas de más luz. Otearon el campo de Golf de San Miguel del Camino y el río Bernesga escapando hacia Vilecha. Y localizaron hasta su casa en Eras de Renueva. Con alas y sin barreras.

El sueño de volar lo cumplieron ayer otras 40 personas usuarias del CRE de San Andrés del Rabanedo que despegaron de sus sillas de ruedas y se liberaron del suelo y de sus ataduras.

La Base Aérea de La Virgen del Camino fue el escenario de esta hazaña, la tercera edición de vuelos adaptados, impulsada por el Centro de Referencia Estatal de Personas con Grave Discapacidad Física con la participación de la Fundación Cielos de León y la Fundación La Silla Voladora. Los paseos por el cielo, sin bordillos, se prolongaron mañana y tarde en una jornada de sol y sonrisas radiantes de satisfacción.

Sara subió a la nave con la cámara incrustada en la frente para grabar la experiencia. Al terminar el viaje, la experiencia se había grabado en su vida con una palabra: «Libertad, me sentí como un pájaro».

Para David Pérez, que sufre esclerosis múltiple, también fue una vivencia «bonita y liberadora», aunque el paseo no alcanzó para ver los chopos que se miran en el Esla en su pueblo, Villafer. A vista de pájaro disfrutó de las vistas de Las Lomas, identificó el edificio de la Junta, el barrio de La Palomera y muchos más sitios. Y se le hizo muy corto el viaje. En la anterior ocasión, su vuelo se prolongó porque la pista estaba ocupada.

Para Angelita era la primera vez. Lo vivió emocionada, sobre todo porque pudo ver su casa en el barrio de Eras de Renueva. «Lo más bonito es que tienes un gran campo de visión. Me emocionaba ver desde arriba la Catedral y mi propia casa», afirma esta mujer de 49 años con ELA (Esclerosis Lateral Amniotrófica).

Nunca había disfrutado de una experiencia igual. Esperaba el acontecimiento desde diciembre cuando se empezó a organizar la jornada y le propusieron participar. «No me le pensé ni un segundo», asegura. La vivencia colmó sus expectativas y no sintió ningún miedo.

El vuelo se inicia literalmente con el despegue de la silla. La mayoría fueron levantados mediante una grúa que dispone de unos arnés de sujección para introducir al pasajero en la cabina del avión. El proceso se completa con la ayuda humana de los asistentes personales y el personal voluntario de la base. El modelo de avión, un monomotor Rotax, que tiene las alas por debajo de la cabina, permite hacer la operación con comodidad.

Y como el ejército nunca deja nada al azar, dos tiendas de campaña sirvieron como base de avituallamiento y descanso para después del paseo por los cielos y para protegerse de un sol abrasador.

La directora del CRE, María Teresa Gutiérrez, señaló destacó la buena disposición del nuevo coronel director de la Academia Básica del Aire de León, José Antonio Gutiérrez, al dar continuidad a esta actividad que da la oportunidad de disfrutar de entornos y actividades accesibles y visibilizar a las personas con grave discapacidad física. «Es una actividad única que produce una satisfacción enorme en las personas que la disfrutan. Ahí arriba nadie tiene un bordillo que no puede subir», recalcó.

Como madrina de excepción, asistió Elisabeth Heilmeyer, la presidenta de la Fundación La Silla Voladora y primera mujer pilota con discapacidad en España, tras conseguir recuperar su licencia después de una pelea judicial de siete años y que había perdido a causa del accidente. Sólo hay cinco actualmente. Lo que antes era una actividad lúdica ahora se ha convertido para ella en una actividad «cien por cien terapéutica» y así la brinda con su aeroplano adaptado desde Ocaña, donde tiene la base.

Dar acceso a los vuelos a personas con discapacidad como se hace en León es otra de las vertientes de esta terapia de altos vuelos. «La cara de felicidad que se le queda a la gente cuando termina el vuelo», es la mayor satisfacción que recibe.

Lo mismo apunta el presidente de la Fundación Cielos de León, Vicente Cordier, que gracias a un contacto familiar en el CRE de San Andrés se decidió a plantear los vuelos adaptados. Con esta tercera edición la entidad entregada a la promoción de la aeronáutica en León cumple además una misión social: «Las personas con discapacidad no tenían ningún acceso a la aviación, salvo lo que había conseguido Elisabeth con La Silla Voladora», recalca este piloto francés que llegó a España en mejores tiempos para el sector.

más que pasajeros, copilotos

Ahora, asegura, «hay que ir más allá: las personas con discapacidad también tienen derecho a ser pilotos», subraya. «Hacer volar a todas estas personas con discapacidad es reivindicar que pueden hacerlo», añade haciendo notar algo muy importante: «No van en el asiento del pasajero, sino del copiloto». Cordier señala que las personas con discapacidad menos grave pueden manejar los mandos del avión.

Para el presidente de Cielos de León, «es una gran satisfacción poder subirles donde nadie llega y darles libertad total de movimientos porque es como devolerles algo de lo que les ha privado la vida».

La labor que Cielos de León hace en favor de la aeronáutica (difusión de la cultura e historia de aviación, Raid Ibérico León-Braganza, taller de construcción de aeronaves, clases de aviación a alumnado del Colegio Leonés y Vuelos Adaptados) le valieron en 2017 el premio Plus Ultra a la Promoción de la Aviación en España del Ejército del Aire.

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