Diario de León

CORNADA DE LOBO

Enigma fray Justo

Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Aquel abad mitrado de planta y gesto severos, tieso en su hábito negro de benedictino, lo traje al café para intentar concluir tres días de matraca interminable sobre el Valle de los Caídos y sus tristes circunstancias, siempre muy tristes... y enervantes (muchos pierden los nervios cada vez que este asunto asalta un teledebate o se deja caer en una charla ociosa de bar). Ese monje era fray Justo Pérez de Urbel Santiago, mitra y alma del Valle desde su inicio. Le conocí aquí, en León, en 1973 (murió seis años después); vino a dar una conferencia como historiador; siete años atrás había presentado su dimisión como abad de aquel alarde gigantista y pude hacerle una entrevista para este periódico en la que tuve la gran suerte de que me diera, a una pregunta impertinente que no le importunó, una bomba de espoleta retardada cuyo catapún acabó teniendo eco instantáneo en toda la España que se hacía cruces con aquella insólita confesión. Le pregunté a bocajarro ¿es cierto que usted le escribía discursos a Franco?... calló un instante y, lacónico, me dijo: «políticamente he sido utilizado por el franquismo», no más... ni menos, me quedé atónito... y jubiloso con aquel impensable titular para un tiempo de franquismo nerviosito y con Franco aún vivo, pero a punto. Y pusieron a escurrir al fray.

Fray Justo lo fue todo en el Régimen: consejero del Movimiento, procurador vitalicio en Cortes, consiliario de la Sección Femenina, director e ideólogo de la revista «Flechas y Pelayos». Su confesión fue sincera, pero ¿de qué se arrepentía o se dolía, con qué gentes y cosas le vinieron los desengaños?... lo ignoro, supongo que su elegancia o su fatiga le impidieron entrar en detalles.

Cuarenta y cinco años después, el prior de ese Valle es Santiago Cantera, también historiador... y doctrinario joseantoniano, candidato de Falange a las generales de 1993 y europeas de 1994. Como prior lleva la contraria incluso a la Iglesia y se niega a que saquen a Franco de «su» basílica. Su ardor ideológico me recuerda al fray Justo de postguerra, pero ¿tardará tanto como él en caerse del burro a las puertas de la Razón Histórica?...

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