Cantero, albañil, madreñero y casado con la 'miss de la montaña'
El año 2018 ha concluido con la cifra récord en contratación de personas con discapacidad en España, continuando con una tendencia alcista, iniciada en 2012, que ya parece imparable. Sin embargo, en Castilla León se ha producido una situación contraria, ya que los contratos han descendido un 3,7% durante el último año, un descenso nada desdeñable que, no obstante, es aún prematuro como para hablar de tendencia.
En León el descenso ha sido más destacado que en el conjunto de la región, habiendo caído los contratos un 11%. No obstante, si comparamos la cifra con la registrada en 2008, advertimos un crecimiento en el volumen de contrataciones del 76%.
«El crecimiento de la contratación a personas con discapacidad en León, experimentado en la última década, refleja una tendencia positiva, que demuestra la cada vez mayor participación de las personas con discapacidad en la esfera laboral y que rompe estigmas tan arraigados como la inactividad y la dependencia»- afirma Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
A pesar del avance en la contratación, si analizamos con detalle las cifras ofrecidas por el Servicio Público de Empleo Estatal, advertimos una circunstancia: el incremento ha tenido lugar, fundamentalmente, en el ámbito del empleo protegido (Centros Especiales de Empleo), entornos formados por un 70% de trabajadores con discapacidad, como mínimo, y diseñados para las personas con discapacidad que, en ese momento, no pueden ejercer una actividad profesional en el mercado ordinario.
La legislación establece que los Centros Especiales de Empleo (CEE) han de ser, siempre que sea posible, un trampolín hacia la empresa ordinaria, aquella en la que la persona con discapacidad desempeña un puesto de trabajo en un entorno convencional, tal como todos lo conocemos. Sin embargo, a día de hoy, esta modalidad se está convirtiendo en un fin, en lugar de un medio. De hecho, un 76% de los contratos firmados por personas con discapacidad en León tienen lugar en el ámbito protegido.
Al volver de la guerra, Antonio Ibáñez Valdeón se dedicó a la albañilería en toda la comarca, La Foz, La Uña, Polvoredo, Acevedo, Maraña... y también en Asturias. Fue un reconocido cantero cuyas marcas A. I. están en algún sillar. La iglesia de su pueblo, La Uña, es una de las obras más señeras. «Llegó un cura y dijo que había que tirar la iglesia y la tiramos», cuenta. El arquitecto le dijo: «Tú no trabajes, nada más ‘estate’ al frente». Y su labor consistió en labrar la piedra: «Labré mucho, las torres tienen cuatro esquinas y tiene 16 metros de alto y todo lo otro está labrado. Las iglesias que se hacen de piedra son más difíciles que las de ladrillo», apostilla.
«Me quería traer para León, pero no me decidí y allí nos quedamos. Me acobardé», confiesa. Además le gustaba el ganado. Antonio se había casado con Ofelia, una chica del pueblo que habia nacido en Cuba y trabajaba en León y a la que conoció en su casa porque era amiga de su hermana. «La llamaban la Miss de la Montaña», recuerda su hija. Por la mañana, antes de ir a trabajar tenía que dejar aviadas las vacas. En verano se sacaban al monte, pero desde noviembre hasta abril esaban en la cuadra. Luego iba desde La Uña a La Foz andando los 16 kilómetros. Recuerda una vez que el amo de la casa le ofreció una chivina porque le faltaba una cabra para amamantar a dos crías y se la llevó en brazos todo el trayecto andando por la nieve y sin posarla.
Cuando nevaba en invierno, Antonio se dedicaba a hacer madreñas. «Pasé más frío que no se imagina en una portalada y con nieve. Todo el día dándole, después de atender a las vacas. Se me daba bien porque hacía las labores de casa y cuatro pares». Calcula que habrá hecho unos 800 pares en su vida. «No es tan fácil. Como no tengas buenas herramientas...».
Todavía podría enseñar a alguien curioso porque sabe cada paso: «Cortar con el serrote, labrar con el hacha y después con una azuela. Luego de la azuela una barrero, mejor dicho tres... Legua, gubia, rasco y para limpiarla y desbrozarla, cuchillo».