Diario de León

Las cartas eróticas del ‘padre’ de James Bond

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Unas cartas con alto contenido erótico y sexual del novelista británico Ian Fleming al amor de su vida serán subastadas en Londres en diciembre, anunció la casa de subastas Sotheby’s. Este conjunto de unas 160 cartas del creador del célebre agente 007 James Bond cubre dos décadas que van desde su primer idilio secreto con Ann Charteris, entonces casada con otro hombre, hasta el amargo final de su matrimonio con ella. Un enlace que tuvo lugar en 1952, año en que Fleming escribió Casino Royale, su primera novela sobre el superespía británico.

El escritor se dirige a su «querida cerdita» en un correspondencia que alude a sus prácticas sadomasoquistas, además de incluir cotilleos sobre sus amigos ricos y famosos y comentarios sobre el increíble éxito de las novelas de Fleming. «Es un registro inigualable de la vida del autor a medida que su fortuna iba cambiando», afirma Gabriel Heaton, especialista de libros y manuscritos de Sotheby’s. «No es por casualidad que Ian escribió su primera novela con Bond el año de su boda, al mismo tiempo para desahogar su libido y su imaginación y para intentar ganar dinero para una mujer acostumbrada a vivir en la opulencia sin darse siquiera cuenta», considera.

Lo cierto es que Charteris había nacido en la aristocracia y a lo largo de su periplo vital se casó con varios hombres ricos. Su primer esposo fue Shane O’Neill, el tercer barón O’Neill. Después de su muerte en una acción militar en 1944, se casó con el magnate de la prensa Esmond Harmsworth, el segundo vizconde Rothermere.

Durante ambos matrimonios, Fleming y Charteris mantuvieron una intensa relación en secreto, que contenía elementos sadomasoquistas. «Te anhelo incluso si me azotas porque me encanta que me lastimes y beses después», le llegó a escribir ella al creador de James Bond.

En 1948, Charteris se quedó embarazada de una hija de Fleming, que nació de forma prematura y vivió solo ocho horas. Y en este sentido, la colección incluye cartas tristes en las que Fleming se dirige a ella, poco después de jugar al golf con su cornudo marido: «No tengo nada que decir para consolarte. Después de todo este trabajo y dolor, es amargo. Solo puedo enviarte mis brazos, mi amor y todas mis oraciones».

«Además de mostrar una relación con una carga erótica extraordinaria, esta correspondencia sigue el ascenso fulgurante de su personaje James Bond y pinta un retrato vivo de la alta sociedad de la posguerra.

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