Diario de León
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León

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Cambio inédito los campos que ves en tu horizonte. Esta geografía arrugada de montes, peñas, lomas y páramos estuvo arada con obsesión, talada y aprovechada hasta sus últimas hierbas cuando todos estos pueblos estaban preñados de gentes con vida tan penosa y rebuscada, que obligaba a encontrar pan bajo las piedras. Pero en los últimos cincuenta años estos sitios se han venido desangrando de gentes y miles de hectáreas heridas de arado voraz para sacar cuatro centenos y unas lentejas llevan todo este tiempo en baldío y un espeso matorral de escoba, brezo o brote rebollar se sube encima de viejas tierras de labor hasta desfigurar sus lindes y devolverlas el perfil de monte bravo. Los robledales que antes se entresacaban de leña y se talaban para quemarle al invierno el rabo se espesan hoy de maleza chupona y se hacen impenetrables. Se espurre y se alarga el monte. Las cuatrocientas mil merinas que brañeaban los veranos de los puertos leoneses de montaña ya no vienen ni abonan ni rapuchan el pasto alpino que ahora se abandona a su suerte natural y otras veces degenera. Ni tampoco se ven por las cuestonas parcelas garbanceras, tierrucas de legumbre, cepos de miel (uno para el oso), panes de escanda, trigo y cebada, frutos del hombre aquí y allá... En la montaña es donde más se acusa el nuevo paisaje, la regresión a un estado natural y salvaje de las cosas, el macizamiento forestal. han cambiado los ritmos, los días y los trabajos. Y desde que desaparecieron cultivos de granos y legumbres, un montón de especies y pájaros han dejado de verse. Esos nichos vacíos serán ocupados y dominados por otras especies. O quedarán, y esto es probable, vacíos. La acción del hombre en nuestros paraísos naturales (Valdeón y Sajambre son ejemplos) acarreó el favor y asentamiento de especies salvajes. El patrimonio natural de edstos santuarios que ahora se intenta proteger es una herencia de ese pacto o equilibrio que durante siglos establecieron paisanos y bichos. Ahora la gente y su labor están en derrota. Y cuando ya no queden paisanos, ¿cómo se recompondrá el gran retablo de su fauna?, ¿se enriquecerá la diversidad biológica o cojeará?, ¿quién perderá en el nuevo paisaje?... ¿ha medido alguien estas consecuencias?

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