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En primera persona

«Soy un chico normal que logró superar la minusvalía»

Felipe Colino se quedó en silla de ruedas con 32 años tras sufrir un ictus quirúrgico mientras le operaban de un cavernoma. Cinco años después anda y quiere bailar. Cuenta su historia en el libro ‘Superar la insuperable’ que presenta hoy en el salón de actos del Ayuntamiento.

León

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Felipe Colino tiene una discapacidad reconocida del 68%. Toda la zona derecha de su cuerpo conserva secuelas del ictus que sufrió en el quirófano cuando le operaban, con un 50% de posibilidades de salir adelante, de un cavernoma en el cerebro. Era una operación difícil de la que nadie le podía asegurar que saliera ni que, si la superaba, quedara sin secuelas. Pese a todo, decidió entrar en el quirófano.

Actualmente, anda con dificultades y suele esconder la mano derecha para ocultar la deformidad que le impide mover el brazo. Felipe se siente a años luz de hace cinco años cuando quedó postrado en una silla de ruedas porque «no podía mover la pierna y levantarme suponía caerme», relata. Durante cuatro meses se enfrentó a la inmovilidad y a la pérdida casi total del habla. «Tenía la cara caída, casi no hablaba, no era capaz de abrir la mano y la pierna no respondía», relata. Muchas cosas se han borrado de su memoria.

«Fue muy frustrante verme en silla de ruedas, sin poder hacer casi nada por mí mismo», comenta este joven que llevaba una vida superactiva. Trabajaba en el Ejército, era runner y había creado un grupo —Cazurunners— para ayudar a la gente a practicar este deporte. Era monitor de spinning y de funky.

No rendirse

«Cada persona somos un mundo, pero a quien se vea en dificultades le pido que no tire la toalla»

«Es algo que los médicos no se explican, me dijeron que podrían levantarme de la silla, pero no andar mucho», señala sobre una recuperación que para nada considera milagrosa. «Me dije: voy a entrenar y todos los días le decía a la pierna derecha que se moviera, aunque pasara de mí», relata.

La falta de respuesta le desanimaba, pero no dejó de intentarlo ni un solo día. «¡Vamos pierna!», recuerda que le hablaba, consciente de que la inmovilidad estaba en la extremidad pero era su cerebro quien daba las órdenes.

Al cabo cuatro meses vio la primera luz. «Un día me hizo caso, y aunque luego volvió a quedarse inmóvil, seguí entrenando», explica. En su libro ‘Superando lo insuperable’ relata una historia de toda una vida de superación que arranca con una situación de estrés vivida a causa del bullying que sufrió durante su etapa escolar.

«Me trataban mal mis compañeros porque era un niño que venía del pueblo», relata. Fue desde los 10 hasta los 14 años. Un día me acerqué a la radio a conocer el programa de los 40 principales y me ofrecieron colaborar en el programa Fan Club León», relata.

Cambiaron las tornas. El niño acosado se convirtió de pronto en uno de los más populares de la escuela. «Luego me cogió una discoteca como relaciones públicas, es cuando te das cuenta de que la sociedad te mide muchas veces de manera injusta», apunta.

Trabajo diario

«La rehabilitación es una hora, pero el día tiene 24 horas. No he parado desde el primer día»

«No me siento un héroe», contesta sin pensar. «Me siento un chico normal que ha superado cosas difíciles, como la minusvalía, el acoso escolar o tomar decisiones en la vida para complacer a mi familia», explica. Felipe Colino se ha dado cuenta con el paso de los años —aunque solo tiene 37, recuerda— que «lo importante es hacer lo que uno quiere y siente» por encima de lo que esperen los demás de uno.

Quiere que su ejemplo sirva a otras personas para encontrar sus propias motivaciones. «Cada persona somos un mundo, pero a todas las personas que se vean en dificultades les pido que no tiren la toalla, que cada uno luche por lo que quiere y a los padres les diría que dejen volar a sus hijos», añade.

Rompiendo barreras

«He hecho surf, moto acuática y paracaidismo y ahora quiero volver a bailar porque me gusta»

El autor destaca la ayuda que ha recibido de su exmujer en todo este proceso. Está muy agradecido por todo el apoyo y acompañamiento que le prestó cuando muchas personas se olvidaron de él. «Recuperé la voz a base de hacer juegos de palabras con mi expareja, la mano es lo que más tiempo me ha llevado para conseguir mover. Fui a un fisioterapeuta en Gijón, me hizo una férula que me estirara la mano. A este profesional le debo muchísimo», afirma.

Colino es el autor de Superando lo insuperable, pero está escrito por Natalia Sanchidrián, la persona que ha aparecido en su vida en su vida como profesional de la edición y se ha convertido en su amiga. «Yo no puedo escribir porque soy diestro y no me manejo con la mano derecha. A través de Vanesa, una amiga que también está escribiendo su historia, contacté con Natalia», comenta.

Para Felipe Colino es la culminación de un sueño que parecía truncado. «Hace algún tiempo conté mi historia en la tele, pero parece que a nadie le interesó y pensó que quizá no tenía interés», confiesa.

Entre tanto, se dedicó a hacer otras cosas. Nada podía pararle. «Cuando me quedé sin pareja noté lo que era la soledad, nadie se acordaba de mí. Me puse delante del espejo y me dije: O te quitas de en medio o continúas». Optó por lo segundo y se puso a la obra de quitarse barreras.

«Me puse a hacer surf con mi minusvalía, también probé las motos de agua, hice paracaidismo en León... y sigo entrenando, llevo desde los 18 años practicando deporte y de lunes a sábado mi vida no puede prescindir del gimnasio», comenta.

A veces no es fácil encarar las cosas. «La minusvalía te juega malas pasadas», pero su talante es el de continuar. «No he parado desde que me quedé en la silla de ruedas ni después de que pude levantarme a los cuatro meses», añade Entre sus planes más inmediatos está el volver a bailar: «Empiezo el próximo viernes», dice con una voz que entusiasma.

Volverá a la escuela de idiomas a recuperar el inglés que ha perdido y mientras tanto espera que su libro «ayude a mucha gente» que se pueda ver motivada en cómo ha afrontado este joven leonés las dificultades que le ha puesto la vida.

«La rehabilitación te puede ayudar una hora, pero el día tiene 24», recuerda. «Es verdad que cada persona somos un mundo, solo pido que lo intenten. Al principio es frustrante, un palo muy duro. Tuve que autoconvencerme de que podía hacer algo por mí», sostiene.

Felipe Colino (felipe_colino en Instagram) no cree que su caso haya sido cuestión de suerte, aunque admite que «habrá mucha gente que luche muchísimo y no pueda», subraya. El libro Superando lo insuperable se presentan hoy en el salón de actos del Ayuntamiento de León (entrada por Alfonso V) a las 19.00 horas de la mano de la asociación leonesa Activos y Felices.

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