Diario de León

Los ángulos no casan con la vida

l El político y escritor Alfred Bosch presenta ‘El templo de los pobres’

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irene dalmases

Después de una década inmerso en la política activa, ejerciendo como diputado en el Congreso, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y conseller de Exteriores, con una salida que «no fue buena», el escritor Alfred Bosch vuelve a la literatura con la extensa novela El templo de los pobres. En una entrevista con Efe, el novelista aclara que «la política ha sido un paréntesis de casi diez años. Delante de la inmensidad del mar, esto no es nada, aunque creo que he aprendido mucho y ha sido una gran lección de humildad. Dejándola, he ganado libertad y una novela», que para él, es «encantadora y la mejor» de las que ha escrito.

Publicado por Columna en catalán y por Destino en castellano, en este libro de más de 500 páginas, Alfred Bosch aborda la construcción del templo de la Sagrada Familia, a través de los ojos de Jaume, el «Bordegàs», hijo de la joven Marie, una francesa que no está muy bien vista en el barrio del Poblet, en los aledaños del monumento de Antoni Gaudí, y de padre desconocido, aunque adoptado por Josep.

Ficción vs realidad

Mezclando personajes de ficción, como el mismo «Bordegàs» y sus amigos, que surgen de la imaginación del novelista y de las esculturas en piedra de la fachada del edificio, con otros reales, desde el mismo Gaudí a Le Corbusier, Salvador Dalí o Santiago Rusiñol, diseña un friso que atravesará unos cuantos años, con la Semana Trágica, la gripe española, el sindicalismo radical o la Guerra Civil. Bosch no rehuye que en su propia peripecia vital hay un antes y un después de un título que le ha cambiado y que le ha ayudado a ver que la vida es como una parábola y que «vivirla como una línea recta es una equivocación».

«La impresión —argumenta— de que si se quiere llegar de un punto a otro en ascenso lo que hay que hacer es trazar una línea e ir recto, a la hora de la verdad, no funciona ni en la naturaleza, ni en Gaudí, ni en la Sagrada Familia, ni en los buenos libros, ni en la vida», explica.

A su juicio, son más «atrayentes las curvas, más sólidas y naturales que las rectas y la novela traza la forma favorita de Gaudí, que es la parábola, tremendamente elegante y fuerte, a la medida de la gravedad, pero invertida», destaca el político y escritor.

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