Diario de León

«La alegría es una forma de resistencia»

l El presidente del Instituto Cervantes habla sobre vida y poesía

El poeta Luis García Montero

El poeta Luis García Montero

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miguel lorenci

AAlmudena Grandes (1960-2021) la gustaba más hablar de alegría que de felicidad. Era una palabra fetiche para la escritora, que la llevó al título de una de sus novelas, ‘Inés y la alegría’. Para su viudo, Luis García Montero (Granada, 62 años), también lo es. «La alegría es una forma de resistencia», dice el poeta, escritor y director de Instituto Cervantes horas después de que Grandes fuera nombrada Hija Predilecta de Madrid en un emotivo acto en el Teatro Español. «Tengo razones para esa resistencia alegre, para buscar en el cariño de la gente, en el trabajo y en la literatura de Almudena motivos para resistir», explica García Montero.

Su corazón no alberga la menor animadversión hacia quienes desdeñan a la escritora y su memoria. Y lo demostró el lunes en el homenaje al que no quisieron asistir ni el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ni la vicealcaldesa, Begoña Villacís.

El escritor volvió a constatar el cariño de sus paisanos y lectores hacia la que fuera su esposa y evitó con elegancia entrar al trapo de la desidia. «Me volvió a sorprender el cariño y la reacción de la gente, que frenó cualquier enfado. Almudena tenía muchos lectores y acudían siempre a su llamada», recuerda el escritor, que agradece a sus admiradores «que aplaudieran con tanta fuerza y no mostraran ni un gramo de ira, ni un mal modo, y defendieran la alegría».

La nominación como Hija Predilecta de su ciudad se suma a los reconocimientos acumulados por Grandes en estos meses. Ciempozuelos dedicará una calle a la escritora y hay ya bibliotecas Almudena Grandes en Alcorcón, Móstoles, Getafe, Leganés y Granada. Pero a García Montero le emocionó especialmente que se añadiera el nombre de la escritora a la estación de Atocha. «El tren fue vital para nosotros. Cuando yo vivía en Granada y ella en Madrid cada fin de semana o ella bajaba o yo subía en un tren que nos reunía», dice emocionado.

Bálsamo

«Escribir es el mejor bálsamo contra el dolor», concede el poeta y narrador a quién la escritura le ha ayudado a sobrellevar la tristeza en una «mala racha» en la que también perdió a su padre. «Escribir es negociar con uno mismo y con la vida. Te permite recuperar su sentido y mantener la esperanza», observa. «Lo malo es que el dolor te anestesie y te paralice», plantea. Cree que, como hizo Prometeo, «es conveniente que desafiamos a los dioses y a sus verdades sagradas, a los dogmas, para forjar nuestro propio destino». «Si dejamos de contarnos historias en torno al fuego, si cancelamos nuestro pasado, cancelamos también nuestro futuro», asegura.

En un libro que incluye la versión dramática de Prometeo que hizo para el festival de Mérida, trufada con reflexiones y poemas, habla García Montero «de la falsificación de palabras como libertad, que se envenenan por dentro y se utilizan como sinónimo de la ley del más fuerte». «Hay que esforzarse en entender al otro, al contrario y al enemigo colocándose en su lugar», asegura citando a Antonio Machado, «que decía que lo importante es evitar que mi enemigo tenga razón». «Hemos de pensar así qué hacer para evitar que tenga la razón», plantea. «La literatura te pone en el lugar del otro, hace que comprendas a los otros pero sin dejarles sin lugar», concluye.

También habla de ‘empatría’, un neologismo que plantea una defensa diferente de la patria. «Hay políticos españoles que se llenan la boca con la palabra patria y luego salen por Europa o se acercan al norte de África y hacen declaraciones que pueden entenderse como verdaderas traiciones a los intereses de España. Hay una visión muy mezquina de la política y, frente a eso, me gusta la empatría».

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