Diario de León

Adictos en León: «Dejé la cocaína, pero el alcohol me está costando»

Los obispos de León y Astorga impulsan su colaboración para luchar contra las adicciones en León

José María Carreta con la trabajadora social, María Fernández. DL

José María Carreta con la trabajadora social, María Fernández. DL

León

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José María Carreta tiene 56 años y lleva 16 en rehabilitación. «Mi adicción es al alcohol. Consumía también cocaína , pero lo dejé, con el alcohol me está costando». 

Asegura que empezó a beber tras su fracaso matrimonial. «Me casé a los 26 y a los 29 me separé, aunque llevaba con ella desde los 16 años. He pasado por varias terapias, incluso con cuatro comunidades cerradas, pero no podía soportarlo. Ahora estoy ambulatorio, vivo en el piso de San Vicente de Paúl, donde colaboro con las labores de la casa, me controlan la medicación y el dinero para que consiga ahorrar».

Las drogas le han provocado una discapacidad intelectual por la que cobra una pensión. Tras 150 ingresos hospitalarios por coma etílico y cuatro años viviendo en las calles de León «pedí ayuda, porque la soledad me ha matado».  Su adicción al alcohol le provocó varios brotes psicóticos que le llevaron a agredir en seis ocasiones a los policías. «He estado por esa razón en prisión».

El ejercicio físico y el culturismo «me quitó de beber» durante seis años, pero las recaídas siempre están relacionadas por problemas afectivos con la familia. «Hace poco he tenido una recaída por esta causa. En los últimos nueve meses he tenido una recaída por esa causa. Mi familia, mis hermanos, me ha ayudado mucho, pero están muy quemados conmigo porque yo no he correspondido. Ahora estoy bien y contento con lo que hago».

José María muestra su carné de identidad. «Mira esta foto, no me reconozco, es de cuando vivía en la calle. Mendigaba por la calle Ancha y los policías me echaban de ahí. Ahora cuando me ven me saludan y me dan la enhorabuena por cómo he mejorado».

Ahora está decidido a que se produzca el cambio definitivo.  «He firmado un consentimiento informado para tomar una medicación con la que no puedo beber por los riesgos secundarios importantes que tendría. El único día que he bebido en estos nueve últimos meses no me la tomé, y ahora comprueban que me la tomo y me la dan machacada. Estoy decidido a dejarlo y espero que esta vez funcione. Me siento muy a gusto y en Proyecto Hombre asisto a terapia de rehabilitación».

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