Diario de León

La ropa usada ya no es moda de pobres

Las grandes empresas como Inditex apuestan por el mercado de segunda mano Humana aumenta un 25% su facturación

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EFE

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La apuesta de Inditex por la segunda mano, a través del portal Pre-Owned, así como el estancamiento de las tiendas físicas y los buenos datos del mercado de la segunda mano, confirman que la ropa usada ya no es «de pobres», sino el futuro de un sector en el que marca el paso un consumidor joven y con conciencia medioambiental.

La apuesta de Inditex para poner de nuevo a la venta sus prendas ya utilizadas a través de los propios compradores -en vez de dejar que otras puramente online como Vinted se lleve todo el pastel- está por ahora solo disponible en Reino Unido, si bien los de Arteixo no descartan ampliarlo a otros países.

Las cifras sobre el consumo de segunda mano, en pleno crecimiento en 2019 y 2020 antes de la covid, señalan que ni siquiera la pandemia ha sido óbice para que siga creciendo el consumo de ropa de segunda mano, una tendencia que además de ser una respuesta al «fast fashion» también gana enteros por la crisis y la inflación.

Joan Carles Montes, portavoz de la fundación Humana, ha explicado a EFE que «el sector de la reutilización está viviendo un momento muy dulce» y que las tiendas Humana en Barcelona han aumentado de 2021 a 2022 un 25 %. «La ropa de segunda mano no está de moda, sino que es una tendencia que ha llegado para quedarse», ha asegurado Montes, quien añade que «durante muchos años el sector de la ropa de segunda mano en España llevaba consigo cierto prejuicio, se asociaba a ropa de pobres, pero eso se ha acabado».

En las tiendas, señala, ahora hay una clientela heterogénea, aunque hay más afluencia de jóvenes que personas de más edad, y las visitan más mujeres que hombres, explica. En su opinión, «está el hecho de buscar un precio más bajo, pero también de buscar prendas de más calidad y más únicas. Si una pieza tiene 15 años y sigue en buena forma para seguir vendiéndose es que es buena». Actualmente, se compra un 60 % más de ropa que hace una década y se tiran esas prendas tras haberlas usado apenas una media de diez veces, por la baja calidad de la ropa «fast fashion» de bajo coste, un modelo que resulta poco sostenible en plena lucha contra el cambio climático.

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