Diario de León

‘Coherencia’, la clave para ser feliz

DS30P6F5-17-15-13-4.jpg

DS30P6F5-17-15-13-4.jpg

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Unas de las cosas que más me gusta hacer en la vida es observar al ser humano y, aunque pueda sorprender a muchos es mi hobby. Como aquel al que le gusta salir a correr o tumbarse en el sofá a ver pelis de Netflix y, aunque puede resultar extraño el observar el comportamiento de las personas en los distintos entornos, mientras pasean por las calles, cuando van al trabajo, en sus puestos, o en reuniones con amigos, puede resultar apasionante, además me ha ayudado mucho a la hora de explicar a las personas que acuden a terapia, o a los alumnos de mis programas, distintos comportamientos del ser humano y cómo todos somos muy similares en esencia.

Es fascinante contemplar que siendo tan diferentes, de culturas, con credos distintos, ideas políticas enfrentadas… en el fondo somos tan iguales.

Si algo he observado es que todos tenemos un objetivo único, queremos ser felices. No he conocido a nadie que no quiera ser feliz, de una manera u otra todos buscamos esa fuente de la felicidad que cuanto más intentamos alcanzar parece cada vez estar más lejos.

También he observado que las creencias con las que lidiamos en nuestro día a día, esas que hemos adquirido desde muy pequeños, en nuestro entorno familiar, el país en el que hemos nacido, el colegio al que fuimos, las experiencias vividas, son una de las piedras angulares en esa búsqueda de la felicidad, pero no lo son por si mismas sino cuando éstas entran en relación con lo que llamamos valores, esos que cada uno tenemos, los que sobrepasan el tiempo, el espacio y cualquier creencia adquirida aunque puedan influir fuertemente en la selección de esos valores.

Y para que todo el mundo sepa de qué hablo al referirme a los valores y que las creencias de cada uno no den lugar a la interpretación de lo que son, me refiero a estos como una serie de principios universales por los que se rigen la mayoría de las personas y que nos sirven de guía para saber cómo conducirnos para vivir armónicamente en comunidad.

Estos valores, a diferencia de las creencias no están determinados ni por la cultura ni por la religión ni por el tiempo ni por ningún otro condicionante, sino que son innatos al ser humano, perdurables en el tiempo y trasladables a cualquier lugar del mundo.

Y es aquí donde surge el gran dilema, donde aparece la gran locura de ir en busca de la felicidad y sin embargo nos alejarnos de ella, en este choque entre las creencias adquiridas, lo que nos han hecho pensar como cierto a lo largo de nuestra vida, algo tan cierto como aquello que nos decían nuestros padres de «estudia una carrera para que tengas un trabajo de éxito» o «no llores que eso es de niñas», y que sin embargo en muchas ocasiones choca de bruces con nuestros valores adultos haciéndonos entrar en incoherencia con nosotros mismos.

En esta incoherencia es donde esta enraizado el problema de la infelicidad, porque si algo he comprobado es que además de que todos queremos ser felices, las personas más felices son aquellas que son más coherentes, aquellas en las que sus creencias se adaptan a sus valores, aquellas en las que sus costumbres, hábitos y maneras de vivir giran en torno a sus valores y no a lo que el entorno que les rodea les hecho creer que necesitaban o tenían que hacer para ser felices.

Vivir en coherencia, es escucharnos a nosotros mismos, obviando el ruido de fuera, vivir de manera que lo que uno piensa, sea igual que lo que uno dice y lo que uno hace. ¿A caso no conocéis a algún directivo que aunque tiene un gran puesto, un gran sueldo no es feliz? Porque quizás la ética profesional de su organización choque con su valor primordial de la familia y sienta todos los días que pasando tantas horas en su oficina está perdiéndose la infancia de sus hijos. ¿Creéis que alguien con esa incoherencia puede llegar a ser feliz?, o tal vez esas personas que están continuamente haciendo dietas y queriendo bajar de peso porque la sociedad demanda personas delgadas ¿serán felices haciendo esas dietas cuando en realidad esas personas lo que quieren es mostrarse como realmente son?

Nos empeñamos en seguir los estándares prefijados sin darnos cuenta que son nuestros deseos internos los que debemos seguir, no vivir adaptándonos a lo que nos rodea sino adaptando lo que nos rodea a nuestras necesidades, a esos valores que nos identifican y solo así con esa coherencia conseguiremos acercarnos a esa felicidad deseada por todos. Por lo tanto antes de continuar perdiendo el tiempo en busca de una felicidad utópica, observa cuales son tu cinco valores fundamentales, esos que giran tu mundo y con los que no podrías vivir mucho tiempo si te los arrebataran y comienza a hacer girar tu vida alrededor de ellos. Que lo que piensas, digas y hagas sea lo mismo y coherente con tus valores primordiales.

tracking