Diario de León

Aran Gaspar: «La caracterización está llena de secretos, es hora de hacer equipo»

La bañezana Aránzazu Gaspar, conocida como ‘Mother of Monsters’, es miembro de la Academia de Cine, a la que asesora en dirección de arte, y una de las precursoras de la nueva era de la caracterización en España El alumnado es el equipo de confianza que esta leonesa, con ocho candidaturas a los Goya, ha formado con su docencia

BENITO ORDÓÑEZ

BENITO ORDÓÑEZ

León

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Mother of Monsters empezó siendo una niña que quería estudiar Bellas Artes y vino decidida a León a estudiar el bachillerato en la Escuela de Arte. Avatares de la vida académica le hicieron cambiar, de la noche a la mañana, a Valladolid. Una chica que apenas había salido de La Bañeza se zambulló en una ciudad desconocida con el curso empezado. Aránzazu, Aran, Gaspar consiguió su objetivo y se licenció en Bellas Artes.

Para entonces ya le había picado el gusanillo del mundo audiovisual y decidió embarcarse en otra carrera, Comunicación Audiovisual, y completó en dos años sus cinco años de duración. «Acabé haciendo prácticas en una película en Ciudad Rodrigo, con una productora pequeña que hace cine religioso y me ocupé de la dirección de arte», relata. Una oportunidad que le abrió las puertas a nuevos trabajos y a retos como «meter catorce escenarios en un espacio abuhardillado donde solo cabían siete» en la película Poveda de Pablo Moreno.

En 2016 fue invitada por la entonces presidenta, Yvonne Blake para entrar en la Academia de Cine y convertirse en asesora en dirección de arte de la institución organizadora de los premios Goya. En esta faceta ha participado en numerosas películas religiosas y con realizadores leoneses como Isabel Medarde e Isaac Berrocal. La joven leonesa vivía en Madrid sin perder la conexión con Salamanca y con el corazón dividido entre la dirección de arte y la caracterización. Fue en la villa y corte donde se introdujo en el mundo del maquillaje, la caracterización y la elaboración de prótesis para actores y actrices. «Siempre me gustó la escultura y no la hice en Bellas Artes porque mi profesor falleció», explica. Empezó a formarse en prótesis de forma autodidaca. «Entonces no había casi nada en España», añade.

La pasión por este oficio y las dificultades que presenta la dirección de arte, «porque te piden que hagas de carpintero, albañil y de todo...», la hecho centrarse en este desconocido mundo como creadora y como docente. Las películas de terror son el campo abonado para esta disciplina que ni su familia entendía. Por eso decidió rodar en su casa de La Bañeza el corto La ceremonia, una cinta de cinco minutos de vértigo que llegó a un festival de Chicago seleccionador para los Óscar, así como a Sitges y San Sebastián. «Sirvió para acercarles ese mundo que no viven y no entienden», comenta. Pudieron tocar la prótesis del demonio, «es como que tocas un trozo de carne».

Aran Gaspar su personaje ‘El hada de los dientes’. DL

Aran Gaspar su personaje ‘El hada de los dientes’. DL

Se trata de un proceso de elaboración complejo que, a grandes rasgos, empieza con un modelaje de plastilina profesional sobre la cara del actor o actriz, sigue con la elaboración del molde de escayola y su prótesis correspondiente para su transferencia posterior a una prótesis de silicona, que será la que se pongan los actores. «Hay que saber mucha anatomía y ser muy meticulosa para no quitar expresividad», explica Aran Gaspar. Paciencia, conocimiento y tiempo que siempre están condicionados por las estaciones del año.

«En invierno se tarda el doble que en verano», subraya. Y eso que ahora vive en Yllescas, Toledo,en una casa que le permite tener taller y desplazarse a Madrid en tan solo treinta minutos. Participó en el primer rodaje en España tras la pandemia, Vampus Horror Tales, donde tuvo una experiencia extraordinaria, trabajar junto a Colin Arthur, el cineasta británico que realizó los efectos especiales de La historia interminable, El viaje fantástico de Simbad y otras muchas. «Fue un sueño y figuro con él en los créditos», admite.

También coincidió en esta cintacuyo director principal era Víctor Mallellano, con Manuel Velasco. Aran Gaspar hizo su primera incursión en la docencia en 2016, con clases de caracterización, maquillaje y efectos especiales en un grado de FP superior. Ha impartido clases en la Universidad Antonio de Nebrija y actualmente está inmersa en un curso de certificado profesional de Caracterización y Personajes de la Comunidad de Madrid para personas en desempleo. «Me gusta enseñar a personas que quieren y tienen ilusión. Cuando yo empecé no había nada. Es una profesión llena de secretos. Y estoy en contra de esto.

Es hora de que se cree un equipo en España», afirma. Aran Gaspar, conocida como Mother of Monsters en el ambiente cinematográfico, ha encontrado en su alumnado en su equipo. Y se muestra orgullosa de las carreras que están haciendo muchas de las personas que han pasado por las aulas donde ha dado clase. Habla con verdadera devoción de Isabel de Pablo, una ingeniera industrial que siempre había querido vivir en el mundo del cine y que ha sido su modelo para prótesis desde la primera escuela de FP donde impartió docencia. «Es mi musa. Tengo su cara y puedo hacer las que quiera», apunta.

A los actores que se prestan a llevar prótesis «les tiene que gustar e Isabel de Pablo es como Javier Botet en chica y bajita». Carmen Gutiérrez es una antigua alumna de 56 años. «Se apuntó porque estaba en paro y a esa edad para una mujer es muy difícil encontrar trabajo. Y encontró la profesión de su vida. Fue la mejor de su grupo y está empezando a volar sola». Sara Ruiz también fue de las primeras alumnas de la Mother of Monsters. «Una joven de 20 años que había perdido a su madre hacía poco y se le da muy bien los moldes y la prótesis.

Está trabajando en un taller y últimamente le sale más trabajo». Daniel Sanz, de la misma época de Sara, «es un luchador y un gran trabajador, 1,80 metros de puro abrazo. Yo le decía, tranquilo, te van a descubrir. En cuanto te descubran en el teatro, no te van a soltar. Ya está trabajando, en musicales como Matilda, La Jaula de las Locas y en beve en Aladin». Son parte de su alumnado del grado de FP superior, «casi todos trabajan en esto, fue una clase muy buena». Cristina Argibai, de la misma promoción, «es una artista de la resina». Y hay más. Aaron Marqués, que se transformó de peluquero en caracterizador y ahora trabaja en caracterización en el programa Cuarto Milenio. Laura Marqués, otra alumna, se ha encaminado con las herramientas de la caracterización hacia la publicidad, cortos y suttings. Todas estas personas «son mi equipo de confianza», asegura Aran Gaspar.

Un cuadro de honor que se suma a sus ocho candidaturas a premios Goya desde 2014, cuando llegó a la gala como aspirante a la mejor dirección artística por Un dios prohibido; con Luz de soledad fue nominada en 2018; por Red de libertad en 2019; por Media hora y un epílogo, de Epigmenio Rodríguez, en 2019 y por Vampus Horror Tales en 2021. Malditas de Carlos Marbán o el corto La Calima, «en el que casi todo el equipo somos leoneses», son otras de las cintas que llevan el nombre de esta leonesa en los créditos. Ahora está enfrascada en la que será su primera película como directora, y espera que la única. Se trata de un proyecto muy especial basado en el personaje de El hada de los dientes y que le gustaría que se pudiera rodar en tierras leonesas. «Es lo mñás emocionante que estoy preparando». Hasta aquí puede leer. «Estoy muy orgullosa de las raíces que tengo y me encanta nuestra cultura, nuestros paisajes, nuestra gastronomía», asegura. Tiene muchos motivos para intentar rodar en León su opera prima como directora. Como miembro de la Academia de Cine, Aran Gaspar es una de las personas que vota los prmios Goya dentro de su especialidad y siempre que no concurra en la cinta candidata.

También participa en la selección de la la película que representa a España en los Óscar. A mayores, acude a las juntas y apoya el cine español a través de encuentros y múltiples actividades que hace la academia todo el año. «Son actos abiertos al público con profesionales del sector para acercar el oficio al espectador». Sobre la participación de mujeres en su sector no se anda con rodeos. «Esta profesión, por desgracia y como muchas otras, ha sido de hombres; de hecho mi especialidad, la dirección de arte, es una en las que menos mujeres representadas hay porque te las tienes que ver con un mundo muy masculino (carpinteros, albañiles, constructores...)», añade. En este punto reconoce que «para mí ha sido difícil abrirme paso entre ellos, he tenido que trabajar el doble por ser una mujer y además muy joven cuando empecé», añade. «Me habría ayudado más ser un señor con barba y barriga». dice riéndose. Frente a esta experiencia personal, defiende que la Academia de Cine «está apoyando muchísimo a las mujeres en el cine de unos años a esta parte». La carrera que ha hecho esta leonesa con 38 años es un ejemplo de tesón y pasión capaz de derribar muros.

 

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