Diario de León
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León

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josé enrique martínez

No es la primera vez que el poeta leonés Francisco Álvarez Velasco se acerca a la obra del brasileño Andityas Matos, como se le suele nombrar. En 2002 vertió al español el primer poemario de Matos, Lentus in umbra y ahora publica en la leonesa editorial Eolas una antología en edición bilingüe. Precede a la edición un prólogo de José Carlos Díaz que señala el carácter de urgencia de la escritura de Matos; traza, además, la evolución de una poesía desde un cierto culturalismo y expansión verbal a la concentración del discurso, «afilando, de algún modo, el propio poema para volverlo más preciso y letal», acentuando su carácter de Rebelión, como se titula la antología, de lucha frente a los desmanes del poder, renunciando «a cualquier veleidad esteticista en estos poemas últimos, que adquieren, paradójicamente, la belleza de la verdad y la valentía, la dignidad del gesto que arroja la palabra, como una piedra, contra el poder corrupto y criminal».

No he leído nunca una palabra poética tan rabiosamente airada como la de Andityas Matos contra «este mundo nuestro / de asco y de miseria» en el que «las palabras –ahora al servicio / del poder- perdieron la lozanía» y «son palabras para firmar cheques, / contratos y sentencias de muerte».

Sobrecoge la lectura de una pieza como el Poema para leer en la cena de Navidad: no es abril el más cruel de los meses, como escribió Eliot, sino diciembre, porque la celebración familiar, la comida, la bebida, la risa y la broma esconden escenas como la de los que hurgan entre la basura los restos de «nuestra inocente comida cristiana».

Uno de los poemarios de Matos lleva este título pavoroso: Dios conduce borracho y nosotros estamos metidos en el maletero; entre los poemas, Homilía se dirige a Dios para exponerle dudas sobre su existencia, dado que ha dejado al mundo «Bajo el sol de Satanás», como se titula otro poema.

El poemario termina con una escueta evocación de Walter Benjamin, Zambullida en Portbou, localidad en la que, perseguido por los nazis, el filósofo se quitó la vida: «Ligero. Lento con arena / en los pies. Claro, Suave. / Y las cenizas de aquel a quien / negaron sal, agua, fuego». Los poemas, a partir de ahora, hasta sus poemas últimos, que hablan de Brasil, la dictadura, la tortura, la pandemia, el genocidio y otras lacras ominosas, disminuirán de tamaño, pero nunca de ira y de esa belleza de la verdad a la que se refería el prologuista.

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