Diario de León

Semillas para la felicidad y el futuro

Huertos. La Asociación Botánica de Castilla y León insta a incentivar los huertos, ya que algunas de las plantaciones autóctonas están en peligro crítico. Pueden convertirse en un factor clave para evitar la despoblación y cosechar variedades tradicionales

Nuevas parcelas enfrente del hospital San Juan de Dios. FERNANDO OTERO

Nuevas parcelas enfrente del hospital San Juan de Dios. FERNANDO OTERO

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La Asociación de Botánica de Castilla y León resalta la importancia de fomentar y apoyar los hueros urbanos como un medio fundamental para preservar el patrimonio botánico único de la zona.

En un esfuerzo conjunto por preservar la riqueza botánica, León y San Andrés añadieron un total de 31 huertos urbanos a su paisaje durante el mes de enero. Estos huertos, destinados a la conservación de cultivos en peligro de desaparición, representan un paso crucial hacia la protección de especies vegetales valiosas que de otra manera estarían al borde de la extinción.

Varias especies, como el peral de muslo de dama y el manzano de verde doncella, enfrentan una amenaza inminente de desaparición. Las plantaciones estratégicas en estos huertos brindan un refugio vital para estas variedades y aseguran su supervivencia a largo plazo.

Concejos

Se rigen por ordenanza municipal y los trabajadores tienen voz y voto, son soberanos

Alonso Rodríguez, director de Comunicación de la Asociación Botánica, advierte que el tiempo apremia para salvar estas joyas botánicas antes de que alcancen un punto de no retorno. En Valladolid, por ejemplo, se lograron resguardar semillas de estas frutas en cantidades simbólicas, pero es insuficiente para recuperar la abundante herencia botánica que enriquece nuestra provincia.

La falta de esfuerzos continuos y sostenidos podría llevar a una irreparable pérdida de algunas variedades autóctonas.

Más allá de su valor botánico, estos huertos urbanos también resaltan la importancia gastronómica de las alubias locales, enriquecidas por las condiciones climáticas propias de la región. Estos esfuerzos combinados no solo preservan especies en peligro de extinción, sino que también promueven una conexión más profunda entre la comunidad y su entorno natural.

A medida que estas iniciativas ganan impulso, los ayuntamientos de León y San Andrés se erigen como ejemplos inspiradores de cómo la colaboración local puede tener un impacto positivo en la conservación del patrimonio botánico y cultural.

Los nuevos huertos urbanos en frente del Hospital San Juan de Dios comenzaron a plantar a mitades de junio. San Andrés pagó la obra en un solar abandonado y el Ayuntamiento de León se encarga del mantenimiento.

La mitad de las parcelas, 31 en total, son para habitantes de León y la otra mitad para San Andrés. Se busca que entre gente del barrio.

Además hay una que pertenece al colegio Anunciata de las dominicas que tienen el huerto en su curriculum para actividades para la gente que venga de Erasmus.

Los trabajadores son personas prejubiladas o jubiladas que deben de cumplir unos requisitos: hay que haber vivido seis meses en el municipio y pasar unos exámenes médicos.

Según el responsable, para trabajar en un huerto hay que estar bien física y mentalmente.

«Aquí hay gente joven y activa, que es lo que se busca con estos proyectos», explica.

Los huertos son una especie de bancales de 50 metros, 5 de ancho por 10 de largo, lo que da para una producción de una casa de hortalizas. Hay un sistema de riego por goteo por temas de economía y producción. Se rigen por ordenanza municipal y la forma de gobierno es a través de concejo, dónde los trabajadores tienen voz y voto y son soberanos.

«La idea es que aunque te hayas jubilado tu sigues activo y pasas tu experiencia a las siguientes generaciones para poder seguir aportando a la sociedad», afirma el responsable.

Son políticas de envejecimiento activo, se hace una terapia y se busca que el conocimiento no se pierda.

Por las tardes el huerto se llena de vida con los hijos y nietos de los trabajadores.

Son huertos ecológicos y se ayudan de plantas como la ortiga para espantar o atraer a los insectos pero todo con métodos naturales. Buscan crear un ecosistema propio, con la ventaja de que enlazan con el río y era un terreno que ya estaba asilvestrado.

En ese lugar, las personas trabajan en un entorno donde fluyen las ideas y prevalece un ambiente excepcional. Se organizan celebraciones y se brindan oportunidades para participar en talleres y recibir formación por parte de profesionales.

Además, cuentan con orientación constante, aunque en última instancia tienen el poder de decisión.

Estos huertos generan bienestar, tanto para la comunidad circundante como para aquellos afortunados que pueden cultivar en ellos. Contribuyen a la formación de un pasaje verde y ofrecen numerosas ventajas para la salud.

Por tanto, los expertos aseguran que es esencial preservarlos y fomentarlos, no solo para sus cultivos, sino también por la felicidad que fomentan.

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