Diario de León

Poseidón en el lavadero de Quintana de Fuseros

Animados por Esteban Álvarez, vecinos de la localidad del Bierzo Alto convierten las calles del pueblo en un museo de escultura clásica

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Ponferrada

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Poseidón, el dios griego del mar, observa severo a los vecinos de Quintana de Fuseros que se acercan al lavadero restaurado. Los observa con su tridente en mano, la barba poblada, el torso bien musculado, como si les advirtiera de que el agua no se derrocha en verano. Es un bien escaso.

En la iglesia parroquial, es un enorme mural de La Piedad de Miguel Ángel, una de las esculturas del Renacimiento más hermosas cinceladas sobre mármol por el genio italiano, la que recibe a los feligreses. El original , hay que recordarlo, es uno de los reclamos del Vaticano y ha provocado más de un desmayo entre quienes sufre el síndrome de Stendhal, fascinados por la acumulación de belleza en la ciudad de las siete colinas.

La Venus de Milo, diosa del amor (Afrodita para los griegos) aguarda en una esquina del pueblo, junto a un transformador. No le busquen ningún mensaje subliminal. El Baco, dios del vino, que también talló en mármol Miguel Ángel acompaña a los bebedores de cerveza y de coca cola en la fachada del edificio más próximo al nuevo bar del pueblo, todo un punto de reunión

. Y otros seres mitológicos, en su versión clásica, griega, romana o renacentista, como el enorme David —el de la escultura desnuda que tanto escandaliza en los más conservadores de la América profunda— encaramado en una galería de madera vieja, se reparten por todo el pueblo del municipio de Igüeña, en el Bierzo Alto, y ofrecen un sugerente contraste con la piedra desnuda, o las fachadas revocadas.

El inventor de todo esto es un abogado, pintor aficionado, y un grupo de vecinos de Quintana que llevan desde 2012 colocando imágenes bien impresas de grandes obras de la escultura por todo el pueblo. «La idea es dar a conocer a los niños y a las personas interesadas la cultura clásica y del Renacimiento y que cuando su vida les lleve a Italia o a Grecia, no les resulten extrañas», comenta Esteban Álvarez, que no duda en subirse a la pared del lavadero para colocar bien a Poseidón (Neptuno para los romanos), porque un golpe de viento ha escondido su nombre tras un travesaño.

En todos estos años, solo en una ocasión ‘perdieron’ uno de los murales de gran tamaño,. Lo cuenta Esteban Álvarez con gracia y sin rencor. «La lámina del Pensador de Rodin desapareció estando expuesta en el corral de Marcelo y al día siguiente dicen que la vieron colgada del puente sobre el río Boeza en Igüeña». Y cuenta Esteban que los chicos del pueblo vecino se comprometieron a devolverla durante las fiestas del 15 de agosto. «Nunca ocurrió y ahora tenemos otra copia». Quizá con Poseidón, el del tridente, no se hubieran atrevido.

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