Diario de León

Un paseo por el cielo de León

Todos los secretos del universo se pueden desentrañar «tumbados en la tierra mirando al cielo». La Asociación Leonesa de Astronomía enseña a leer las estrellas y los planetas. Su presidente, Pepe Gavilanes explica en este reportaje las claves para entender el cielo de León.

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La Asociación Leonesa Astronómica (ALA) se fundó en 1986. En el año 2000, a raíz de las Jornadas Estatales de Astronomía, se inauguró el Observatorio Astronómico Municipal Pedro Duque. En la cúpula del observatorio se encuentran dos tipos de telescopios, «uno reflector, que refleja la luz; y otro refractor, que utiliza lentes», explica el presidente de la ALA, Pepe Gavilanes.

«Todos los viernes del año nos reunimos en la sede para realizar actividades de observación y de divulgación», cuenta. «También tenemos actividades de investigación de ocultaciones, eclipses o tránsitos», detalla.

Durante los meses de verano realizan los AstroCotoMartes, con los niños que se alojan en el campamento del Coto Escolar. «Es una actividad en la que hacemos un paseo por el cielo mientras están tumbados y vamos contándoles los mitos e historias de las diferentes constelaciones que se pueden ver. Les suele gustar mucho», explica. Además, organizan actividades con los acontecimientos periódicos como las perséidas que «a la gente le decepcionan un poco porque se esperan una gran cantidad de estrellas fugaces, pero no siempre se ven muchas».

Un cielo de premio

En La Cabrera se busca conseguir la certificación de ‘Cielo Starlite’ por su calidad para observaciones

También realizan muchas actividades por los pueblos de la provincia, para entender los cielos de Valdefresno, Filiel, Babia o La Cabrera. «El cielo de la provincia de León es magnífico. Tiene unas posibilidades extraordinarias», afirma. «En cualquier pueblo, en cuanto te alejes un poco de la contaminación lumínica, como los núcleos son pequeños, el cielo se ve con claridad». En los pueblos de montaña el aire es más limpio y eso permite que se aprecie el mejor. «Los cielos de La Cabrera o de Babia son extraordinarios», sentencia Pepe.

En La Cabrera se están haciendo mediciones astronómicas de contaminación lumínica para conseguir la certificación de ‘Cielo Starlite’ que asegura la calidad del cielo para observaciones astronómicas

«Todos los meses hay acontecimiento astronómico que merece ser visto. La luna en cuarto creciente es el mejor momento para verla», cuenta. «Es el mejor momento para verla en el telescopio porque es cuando se ve lo suficiente y las sombras, al no darle el sol de lleno, se alargan y es cuando mejor se ven», recalca. Todos los meses hay tres o cuatro días de Luna creciente, que es «un buen motivo para mirar al cielo». Además, la luna en cuarto creciente sale al anochecer, por lo que es fácil verla. El presidente de la ALA explica que en menguante también se podría, pero sale muy tarde, a las tres o cuatro de la madrugada, por tanto las condiciones son peores.

En septiembre también hay lluvia de estrellas, lo que pasa es que no son tan conocidas. Las Aurígidas tienen su máximo esplendor los primeros días de septiembre. Las Perséidas, por su volumen o por la fecha en la que ocurre, tienen más fama y más reclamo por las personas. «Todas tienen el nombre de alguna constelación de la que parecen salir. Hay Leónidas, de Leo; Acuáridas de Acuario o Perséidas de Perseo», explica. «Cada una de ellas se distribuyen a lo largo del año». Asimismo, todos los meses del año, además de la luna creciente, hay algún acontecimiento, por ejemplo, «ocultaciones, que es cuando la Luna tapa a alguna estrella o a algún asteroide». Es algo muy importante porque los astrónomos, a través de mediciones, consiguen cartografiar el objeto. «Con un solo registro no se hace nada, pero con muchas asociaciones desde distintas perspectivas, se consiguen estas investigaciones», cuenta Pepe.

También aprovechan ocasiones como la Jornada Mundial de Observación a la Luna, que se celebra el 1 de octubre, para realizar actividades. «Convocaremos para realizar alguna observación», cuenta.

«Hay diferencias entre el cielo de invierno y el cielo de verano. El frío y la humedad influyen en la limpieza del cielo», explica. Las constelaciones que se pueden ver en invierno y en verano son distintas «aunque eso no es cierto del todo», recalca el presidente de la asociación. «Prácticamente todas las constelaciones se pueden ver durante todo el año, pero las horas sí cambian». Con los planetas pasa lo mismo. Lo más llamativo para los asistentes son los nombres de las estrellas. «Los mitos y leyendas que rodean a estas siempre sorprenden a la gente. Están muy relacionados con las cosas que nos pasan en la vida». En cuanto a mirar por el telescopio destacan la luna, Júpiter o Saturno «por la cantidad de detalles que se pueden observar en ellos», cuenta Pepe.

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