Diario de León

La gesta de tres leoneses con discapacidad en el corazón de la dependencia

Rompiendo barreras en la Gerencia de Servicios Sociales. Patricia, Jesús y Rubén son tres personas con discapacidad sobrevenida. Una enfermedad rara, un accidente escolar y un evento cerebrovascular cambió sus vidas en la infancia y juventud. Pero han roto las barreras de las limitaciones adquiridas y han llegado, no sin esfuerzo, a encontrar un empleo público, en el caso de Patricia y Jesús, mientras Rubén prepara oposición con el mismo objetivo. Los tres son parte de las manos y los rostros de la atención a la dependencia en León

Jesús Mateos Merino, ordenanza; Rubén Pacheco Tejerina, estudiante de prácticas y Patricia Gómez Álvarez, administrativa en la Gerencia de Servicios Sociales. RAMIRO

Jesús Mateos Merino, ordenanza; Rubén Pacheco Tejerina, estudiante de prácticas y Patricia Gómez Álvarez, administrativa en la Gerencia de Servicios Sociales. RAMIRO

León

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Las administraciones públicas tienen obligación de destinar un 10% de sus puestos de trabajo a personas con discapacidad . En la teoría se cumple para los procesos de oposición. En la práctica, las plantillas aún están muy lejos de ajustarse a este nivel de inclusión.

Si una oposición es una carrera de obstáculos para cualquier persona, romper las barreras para acceder al empleo público también es una gesta. Las historias de tres leoneses que han superado sus límites y los obstáculos sociales para llegar a trabajar y hacer prácticas en la Gerencia de Servicios Sociales de León muestran que sí se puede.

En el corazón de la gestión de la atención a la dependencia , Patricia Gómez Álvarez, con un 78% de discapacidad reconocida debido a las secuelas de una enfermedad rara, es una de las personas que graba las solicitudes para el reconocimiento de las prestaciones.

«Damos respuestas a las personas que por edad o circunstancias sobrevenidas sufren una limitación que les ha hecho perder autonomía». Algo que ha vivido en primera persona. Patricia sufre acidemia metilmalónica —su organismo no procesa las proteínas— pero fue diagnosticada con diez años, cuando ya sufría problemas motóricos y del habla. Precisa ayuda para ir y volver del trabajo, porque vive lejos. «Dependo de que me traiga mi padre porque para coger el autobús y venir andando me costaría mucho, pero estoy en trámite de independizarme», dice con determinación.

La cara B

«La gente de la calle a veces te trata con infantilismo, no se cree lo que les dices o desconfía»

Entró como interina hace año y medio, tras superar una oposición aunque sin plaza, desde la bolsa de empleo. Cuando le adjudicaron la plaza en Segovia, pudo quedarse en León gracias a una comisión de servicios. Patricia Gómez Álvarez es natural de Noceda, en la comarca del Bierzo. En este pueblo ha vivido con su padre y su madre hasta que se trasladó a León para incorporarse al trabajo, que ha supuesto también el desplazamiento, espera que temporal, de su familia.

«Siempre tuve claro que a las personas con discapacidad nos cuesta más encontrar trabajo que a otras encontrar trabajo. En el sector privado está focalizado el empleo en jardinería, lavandería, gasolineras... Yo hice un módulo superior de administrativo en Bembibre y opté por hacer oposición», explica esta mujer que logró su primer empleo con casi 40 años.

Salir del pueblo suponía un cambio drástico. «Cuando me llamaron de aquí para hacer la interinidad, lo tuve claro. Quería incorporarme al mundo laboral y no me arrepiento. Es lo mejor que me ha pasado», asegura. Tenían más temores sus padres que ella. Recuerda que el primer día la acompañaron hasta la Gerencia de Servicios Sociales, en la plaza de Colón. «Querían subir conmigo, pero los dije que no. El vigilante insistió un poco, por si no me entendían, dijo. Pero yo respondí que si no me entendían, ya me haría entender yo».

En el departamento «me encontré con un equipo superacogedor, aunque creo que al principio les daba un poco de miedo tener una persona con una discapacidad tan alta», comenta. Después de año y medio de experiencia, siente «más seguridad y autoestima y creo que la gente que me rodea también lo ha notado», apunta.

La presencia de Patricia en el primer piso de la sede de Colón de la Gerencia de Servicios Sociales ha normalizado un grado de inclusión que hasta su llegada no se había experimentado más allá la puerta. Desde hace dos años, Jesús Mateos Merino, de 43 años, trabaja en uno de los puestos de ordenanza. Hasta aquí ha llegado y mucho más lejos podría haberlo hecho el niño del balonazo. Jesús tiene un grado de discapacidad del 69% —tiene afectada movilidad y habla— consecuencia de las lesiones que sufrió en el patio escolar por un balón cuando tenía siete años, en 1987.

Aquel accidente supuso para él empezar «una vida nueva». «De pequeño es fácil, no lo llevas del todo mal aunque todos jueguen al balón y tú no puedas». En la adolescencia empezó a notar «más diferencias». Tras pasar por un instituto, se matriculó en un grado de FP de Informática en María Auxiliadora, en su barrio de Armunia.

«Mi intención era trabajar en algo relacionado con la informática y el diseño gráfico, pero León era un sitio muy limitado y mis padres muy protectores para dejarme salir, así que preparé una oposición». Tenía tantas ganas de salir de casa que cuando le dieron la plaza en Miranda de Ebro se fue contento. Como era por bolsa de empleo tuvo otros destinos como Guardo, Villablino y Valladolid hasta que consiguió la plaza fija en Astorga como ordenanza. Antes tuvo que pasar su ‘desierto’. «En Valladolid no me aceptaron. El puesto de trabajo no estaba adaptado y tuve que renunciar. Me echaron de la bolsa de empleo. Tuve que reclamar y me readmitieron», aclara.

Después de Astorga, Jesús pasó al IES San Andrés, donde permaneció ocho años, hasta incorporarse al edificio de Colón de la Gerencia de Servicios Sociales. El trabajo que desarrolla es movidito. Reparte documentación en todas las plantas y también en el centro de día y otro edificio cercano donde se encuentra la Unidad de Intervención Educativa de Infancia. Atiende al teléfono y también a las personas que acuden a la Gerencia como usuarias. «Al principio, siempre estás un poco nervioso, pensando si lo vas a hacer bien. Después de que has demostrado que lo puedes hacer ya es más fácil», apunta.

Al principio percibió «una cierta sorpresa» por parte del resto de la plantilla. «Luego te das cuenta de que la gente te acoge y te facilita el trabajo», apunta. Más complicado es el trato con el público. «Lo peor es cuando la gente de fuera te trata con infantilismo, cree que no le vas a explicar bien las cosas o desconfía de lo que le dices», lamenta.

Junto a Jesús realizó las prácticas de Aspace , Rubén Pacheco Tejerina, de 31 años. Este joven también ha sufrido una discapacidad sobrevenenida. Tras estudiar en el colegio Don Bosco hizo un módulo de cocina y se fue a Alemania, donde ya estaba su hermano. Allí realiza estudios superiores de hostelería y durante cinco años trabaja allí, desde .

En un viaje de vacaciones a España sufrió un derrame cerebral y quedó afectado en el equilibrio, el habla y la vista. «Tuve que volver a empezar. Ya no puedo trabajar en mi sector porque tengo una incapacidad absoluta», señala. Ahora prepara oposiciones con la idea de ingresar en la administración como personal de servicios. Desde que hace cinco años sufrió el derrame ha evolucionado favorablemente y espera mejorar más. Tiene reconocido el 41% de discapacidad.

La experiencia con las prácticas en la Gerencia de Servicios Sociales «ha sido muy positiva».Además, Rubén es voluntario en Proyecto Hombre y en la Once. No para quieto. Muchos días se acerca a la gerencia a visitar a Jesús y siempre encuentra algo que hacer.

El gerente de Servicios Sociales de la Junta en León señala que los dos puestos en donde se hace visible la inclusión de personas con diversidad funcional sirven para normalizar el derecho de las personas con discapacidad al empleo público además de que aportan unos valores especiales para la población con la que se trabaja. Orozco valora la importancia de la acogida del personal. «Es clave en el éxito».

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