Diario de León

Poco «garbo» y mucha historia para Las Cantaderas

La síndica municipal pide unión para lograr la declaración de León Patrimonio de la Humanidad

Ceremonia de las Cantanderas. FERNANDO OTERO

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León

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La síndica municipal sorprende al Cabildo con una botella de agua de León que defiende "como la más buena y barata" y otra de vino, "porque entre el clero están los mejores paladares"

Elena Aguado pide la unión de instituciones para lograr la declaración de León Patrimonio de la Humanidad y el Cabildo acepta en un debate que acaba en tablas como es tradición sobre la obligación o devoción de la dádiva municipal

Tras el cántico de las doncellas y su baile con castañuelas, la potente voz de la síndica municipal, la concejala de Cultura Elena Aguado, sonó por primera vez en el claustro catedralicio para defender que el Ayuntamiento va «por tradición», pero no por obligación a entregar dádivas al Cabildo en agradecimiento de la intervención de la Virgen de Regla para liberar a la ciudad del pago de cien doncellas a los musulmanes.Y lo hizo largo y tendido, durante casi 20 minutos para recordar la leyenda y los valiosos libros y documentos del archivo catedralicio, como el antifonario mozárabe, el libro de estampas de los reyes de León, una biblia del siglo X, el códice misceláneo con actas de un concilio del siglo IX, y la joya por excelencia, el Palimpsesto.

Aguado dio una clase magistral que levantó algún murmullo entre el público, que esperaba una alocución con «más garbo».También puso en duda que una ciudad del tamaño de León pudiera entregar 100 doncellas, 50 de ellas nobles, porque «no las habría y sería una sangría demográfica». E indicó que existían muchas razones para ir a la catedral, como su archivo. «Las gentes de León, contentos de ser de aquí, deben conocer que existe ese legado para darlo a conocer y que la Unesco reconozca a León como Patrimonio de la Humanidad».El síndico del Cabildo, el ecónomo Mario González, la contestó «usted se ha salido por peteneras y no ha entrado al meollo de la cuestión que nos trae aquí. Ha dado una clase de historia que ya le decía yo a mi compañero archivero que mejor salía él a dar la réplica...».Aseguró ser «relativista» con la historia, «porque se rellenan los huecos y se puede contar al revés» y afirmó que «los leoneses vienen porque son agradecidos y por la obligación del tributo. También hay gente ingrata que calla el favor (de la intervención divina para librar el pago de las cien doncellas), lo cobra y lo vende».El ecónomo definió la fiesta de las Cantaderas como «inminentemente femenina y de la libertad, que no está reñida con la obligación». Y se permitió citar a Manuel Azaña, que decía «la libertad no hace felices a los hombres, sino sencillamente los hace hombres».Aguado le contestó que no salió «por peteneras ni bulerías porque no sé bailar» y defendió que la historia es «conocimiento científico» y que los leoneses viene por cumplir la tradición y para seguir «afianzando la colaboración con el Cabildo y marcar unos objetivos comunes para la ciudad de León».Cuestión que González aceptó, no sin antes ironizar que «la memoria suele abandonar a uno como los malos amigos cuando más la necesitas». Aludió a que «el pasado es un trampolín para el futuro, no un sofá donde nos quedamos a dormir la siesta», de ahí su ofrecimiento a colaborar con León.

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