Exponen las 21.500 mariposas que un leonés guardaba en una habitación

La afición por la lepidopterología (estudio de las polillas y las mariposas) llevó a Francisco Murciego González, maestro nacional, naturalista y apicultor leonés, a dedicar parte de su tiempo y recursos económicos a reunir, con muestreos personales e intercambios con otros aficionados y entomólogos, una colección más de 25.000 ejemplares de lepidópteros y de otros insectos, tanto de la provincia como del resto de España e incluso de otros países. Todos los ejemplares, algunos ya extintos, estaban almacenados en una habitación de su casa. Tras su muerte a los 86 años, su hija María Teresa Murciego los donó a la Universidad de León en 1998 y, ahora, el Servicio de Colecciones Zoológicas de la ULE (CZULE) los pone en valor en una labor exhaustiva de restauración y acondicionamiento con una primera identificación y recuperación de los datos asociados de los ejemplares para su posterior informatización e inclusión en las más prestigiosas bases de datos de biodiversidad mundiales como el GBIF.

La colección Murciego de mariposas se expone y se custodia en el Mule (Museo de las Colecciones de la Universidad de León), situado en la calle Jesús Rubio, 2 (en el edificio de la antigua Escuela de Minas) y consta de 21.500 ejemplares de mariposas pertenecientes a 1.200 especies de 16 subfamilias y 26 familias de todo el mundo. En España hay 5.000 especies. «Es una colección muy importante», destaca Luis Miguel Fernández Blanco, coordinador y conservador del Mule. «Ahora sería impensable conseguir una colección así porque está prohibido capturlas porque todas las mariposas están protegidas. La población de mariposas ha caído mucho por el coleccionismo y el comercio ilegal».

El trabajo de conservación, restauración e informatización de los ejemplares no está terminado. Todavía quedan cientos de mariposas de la colección guardadas en cajas pendientes de ser agrupadas por géneros y familias para después iniciar el inventario y la informatización. «En la colección hay especies endémicas y exclusivas. Con uno de los ejemplares recogidos por él se describió una nueva subespecie: L opinga achine murciegoi por Gómez-Bustillo y Fernández-Rubio en 1975».

Todas llevan un código de barras y un número, con el lugar de procedencia. La información que recoge la etiqueta es muy importante para los investigadores que recurren a las redes de biodiversidad mundiales. Cualquier investigador puede disponer de esta colección y ubicarlas en el mapa», asegura Luis Miguel Fernández.

Francisco Murciego guardaba en cajas mariposas de gran valor científico. «Todos los ejemplares los tenía guardados en cajas en su casa de Cipriano de la Huerga. Tenía una habitación entera para él y allí acudían muchos alumnos suyos también aficionados», explica su hija María Teresa, que visita por primera vez el museo con las mariposas de su padre expuestas al público, que era el deseo de su padre.

Francisco Murciego ejerció como maestro nacional durante 40 años en diferentes localidades como Luneras de Candín, Villaestrigo, Cabañeros, Mozóndiga, Santa María del Monte del Condado, Villaquejida, Ablitas (Navarra), Villamandos de la Vega y Armunia, donde se jubiló en febrero de 1982.

A lo largo de su vida entró en contacto con entomólogos de España y del extranjero, con los que intercambió numerosos ejemplares. «Su pasión era aprender, enseñar, aficionar y sensibilizar a sus hijos y alumnos su amor por el mundo de las mariposas. Empezó de niño. Salía al campo con el padre Ambrosio y ya de mayor, le acompañaba yo al campo a recoger mariposas», recuerda su hija, una de sus ocho hijos. «Después de dar clases le encantaba ir al campo, a veces venían estudiantes de la Universidad de León a casa, que sabían que mi padre tenía esa colección».

Además de la exposición, el museo ofrece talleres didácticos. «El grupo de los Lepidóptera representan el segundo orden con más especies entre los insectos—el más numeroso es el de orden Coleóptera—. De hecho, cuenta con más de 165.000 especies clasificadas en 127 familias y 46 superfamilias», destaca Luis Miguel Fernández. «Las mariposas son parte de nuestra herencia natural y han sido estudiadas en detalle durante los últimos 300 años». Las mariposas son indicadores de la calidad medioambiental y de la salud de los ecosistemas. «Son muy importantes en las cadenas tróficas y fundamentales para muchas especies de aves, murciélagos y mamíferos insectívoros. Se ha estimado que en Gran Bretaña e Irlanda, el herrerillo común (Cyanistes caeruleus) come 50 billones de orugas de mariposas nocturnas cada año». Luis Miguel Fernández menciona también su valor educativo y para la salud. «Las mariposas son una buena excusa para visitar el campo».